Yoga Social: Yoga y discapacidad
YOGA Y DISCAPACIDAD
Cada vez me cuesta más resumir o sintetizar lo que puede ser el yoga adaptado a las personas con discapacidad. Más años de experiencia, lo único que me permiten es hablar desde ella.
Cuándo empecé mi contacto con el yoga a principios de los noventa no tenía ni la más remota idea de dónde me metía, ni de la importancia que acabaría teniendo el Yoga en mi vida. El camino de la formación no se ha detenido y espero que mientras tenga uso de razón, así continúe. Nunca sabré nada y a lo sumo avanzaré un milímetro en mi grado de conocimiento y conciencia, pero el estar transitando este sendero desde mi discapacidad –una lesión medular completa de nivel dorsal 9 con perdida de la movilidad y la sensibilidad por debajo de la lesión y con perdida del control de los esfínteres- me llena por completo de estímulos por saber y conocer más en mi día a día. No es poco. Y si a esto añadimos la práctica casi diaria desde hace más de 20 años, entenderéis el grado de complicidad que se ha establecido entre el Yoga y mi vida.
Cuándo me pregunto qué puedo aportar a los alumnos en formación de profesores o a profesores que quieran aproximarse a la problemática de enseñar yoga a personas con la movilidad reducida, se me abren todas las dudas habidas y por haber y de la duda, concluyó que sólo puedo hablar desde mi experiencia personal, o lo que es lo mismo, desde la subjetividad. En mis notas, no os puedo aportar ni objetividad ni ciencia. El camino está por descubrir cada día y cada discapacidad y cada persona con movilidad reducida es un mundo.
Seguramente por todos estos motivos, me atrevo a aconsejar que antes de formar un grupo de yoga para personas con discapacidad o con movilidad reducida, os enfrentéis a cada persona de una en una, intentando comprender qué lesión tiene y cuáles son sus posibilidades. Para resumir, hacer una lectura corporal del alumno en profundidad, leyendo informes médicos a ser posible y tocando y escuchando su cuerpo con la mayor sensibilidad que podáis. Hecho este primer paso, ya podréis iniciar el sendero cómo con cualquier otro alumno. En el supuesto de encontrar varias personas con lesiones similares o parecidas, si que os podríais atrever a formar un grupo, pero siempre pensar que las necesidades del grupo pueden conllevar ayuda externa de otras personas, sobre todo si lo que queréis es hacer trabajo en colchoneta. El suelo, directamente lo descarto. Siempre es mejor tener una colchoneta a mano, un par o tres de cintas para yoga y dos o tres cojines auxiliares que nos servirán de mucha ayuda, para resolver los problemas de equilibrio, por ejemplo, que nos podamos encontrar. Si trabajáis sentados en una silla de ruedas, lo más fácil es que os sentéis vosotros en otra y veáis las posibilidades. Así de sencillo. Sólo recordar que para los que así nos desplazamos, la posición en silla es nuestra vertical y que el apoyo base lógicamente son los ísquiones. En general esto es así, pero hay lesiones muy complejas y por eso el consejo de mirarlas una a una.
Lo que considero más importante en la práctica, es conseguir que la persona integre la parte de su cuerpo que tiene lesionada. Esa integración podéis intentarla conseguir mediante visualizaciones al principio y por su supuesto con Pranayama cuándo creáis que el alumno pueda relacionarse con facilidad con está práctica. Lo demás, imaginación creatividad y mucha escucha del otro. Viendo con conciencia su movilidad ya veréis lo que se puede y lo que no se puede hacer y ante la duda nunca forcéis nada. Recurrir siempre a lo más sencillo a lo que es evidente. Y aquí la conexión con la respiración es la clave. Dónde no llega la movilidad se visualiza el movimiento y su vehículo no es otro que la respiración. Este es para mí el mayor secreto de estos 20 años. Es el resumen más corto que me atrevo a compartir. Qué utilicéis unas técnicas u otras, ya formará parte del trabajo individual de cada quién, de su personalidad, de su integración, de su estudio, etc.
En fin, predisposición, armonía, escucha y sobre todo mucho Amor son las necesidades básicas que detecto como necesarias para acercarse al mundo de la discapacidad y de la movilidad reducida, para alguien que cómo monitor o profesor de yoga quiera acercarse a este mundo desconocido de la Discapacidad y el Yoga.
LLUÍS REMOLÍ, La Plana Marzo 2014