Fragmento_21. El arte de respirar

“Este es el proceso del aliento al respirar: primero se toma el aire y se recoge el aliento.

Luego éste se expande. Al expandirse desciende y se serena. Una vez sosegado se afirma.

Tras haberse afirmado comienza a germinar. Una vez germinado crece, y cuando ha crecido hay que devolverlo.

De vuelta, alcanza la cima. Allí en lo más alto, presiona hacia arriba; allá, en el fondo, presiona hacia abajo.

Quien de este modo proceda, vivirá; quien haga lo contrario morirá”.

 

Inscripción Cou. Siglo VI a.C.




Fragmento_20. La soledad

Sólo la soledad derrite esa espesa capa de pudor que nos aísla a los unos de los otros; sólo en la soledad nos encontramos;

y al encontrarnos, encontramos en nosotros a todos nuestros hermanos en soledad. Créeme que la soledad nos une tanto cuanto la sociedad nos separa.

Y si no sabemos querernos, es porque no sabemos estar solos. Sólo en la soledad, rota por ella la espesa costra del pudor que nos separa a los unos de los otros,

y de Dios a todos, no tenemos secretos para Dios; sólo en la soledad alzamos nuestro corazón al Corazón del Universo;

sólo en la soledad brota de nuestra alma el himno redentor de la confesión suprema. No hay más diálogo verdadero que el diálogo que entablas contigo mismo,

y este diálogo sólo puedes entablarlo estando a solas. En la soledad, y sólo en la soledad, puedes conocerte a ti mismo como prójimo;

y mientras no te conozcas a ti mismo como prójimo, no podrás llegar a ver en tus prójimos otros yos.

Si quieres aprender a amar a los otros, recógete en ti mismo.

Miguel de Unamuno

 




Fragmento_19. El renacimiento de la natura

En cuanto nos permitamos pensar que el mundo está vivo reconoceremos que una parte de nosotros sabía todo el tiempo que esto era así.

Es como salir del invierno y entrar en la primavera. Podemos comenzar a reconectar nuestra vida mental con nuestras experiencias intuitivas directas de la naturaleza.

Rupert Sheldrake




Fragmento_18. Oración por la dignidad del hombre

«Cuando Dios ha completado la creación del mundo, empieza a considerar la posibilidad de la creación del hombre, cuya función será meditar,

admirar y amar la grandeza de la creación de Dios.

Pero Dios no encontraba un modelo para hacer al hombre. Por lo tanto se dirige al prospecto de criatura, y le dice:

No te he dado una forma, ni una función especifica, a ti, Adán.

Por tal motivo, tu tendrás la forma y función que desees.

La naturaleza de las demás criaturas, la he dado de acuerdo a mi deseo.

Pero tú no tendrás límites.

Tu definirás tu propias limitantes, de acuerdo a tu libre albedrío.

Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea mas fácil dominar tus alrededores.

No te he hecho ni mortal, ni inmortal. Ni de la tierra, ni del cielo.

De tal manera, que tu podrás transformarte a ti mismo, en lo que desees.

Podrás descender a la forma mas baja de existencia, como si fueras una bestia.

O podrás en cambio, renacer mas allá del juicio de tu propia alma,

entre los mas altos espíritus, aquellos que son divinos.»

 

Pico Della Mirándola

 




Fragmento_17. Yo soy yo & Tú eres yo

Yo soy yo, Tú eres Tú

Tú haces lo Tuyo, Yo hago lo Mío

Yo no vine a este mundo para vivir

De acuerdo a tus expectativas

Tú no viniste a este mundo para vivir

De acuerdo con mis expectativas

Yo hago mi vida, Tú haces la tuya

Si coincidimos, será maravilloso

Si no, no hay nada que hacer.

En el intento por complacerte me traiciono.

Cuando intento que seas como yo quiero

en vez de aceptarte como realmente eres,

te traiciono.

Tú eres tú y yo soy yo.

Fritz S. Perls (1893-1970)

*****

Tú eres yo y yo soy tú

¿No es evidente que ambos inter-somos?

Tú cultivas la flor que hay en ti

para que yo sea hermoso.

Yo transformo la basura que hay en mí

para que no tengas que sufrir.

Yo te apoyo

y tú me apoyas.

Yo estoy en este mundo para ofrecerte paz;

Tú estás en este mundo para darme alegría.

Oración de Thich Nhat Hanh




Fragmento_16. El sentido de la existencia sufriente

Comentarios sobre El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl (1946)

 

Cómo aceptar que la vida sea digna de ser vivida, a pesar de todo lo adverso que hay en ella, es el tema central del existencialismo. Víktor Frankl afirma que vivir es aceptar con dignidad el desafío que plantea la vida, con su carga de adversidad, y sobrevivir es hallar el sentido de ese sufrimiento.

¿Qué es el hombre, entonces? El ser humano es alguien inevitablemente afectado por su entorno. Sin embargo, el hombre tiene una cierta capacidad de elección, ya que puede conservar un vestigio de libertad espiritual, de independencia mental, incluso cuando se encuentra en circunstancias terribles de tensión psíquica y física. Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino.

Aun cuando parezca que las circunstancias son más fuertes, siempre hay ocasiones para elegir si uno va a ser o no juguete de dichas circunstancias, renunciando a la libertad y a la dignidad. Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.

El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga su cruz, le da muchas oportunidades —incluso bajo las peores de las adversidades— para dar a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad.O bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y ser poco más que un animal. Una situación difícil puede proporcionarle la oportunidad de hacer méritos en el camino de la superación.

En todas partes, el hombre se enfrenta a su destino y puede conseguir algo por vía del sufrimiento. Muchas veces es precisamente una situación externa excepcionalmente difícil lo que da al hombre la posibilidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo. La realidad cotidiana representa una oportunidad y un desafío: o bien se puede convertir la experiencia en victoria, la vida en un triunfo interno, o bien se puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar.

¿Qué es, en definitiva, vivir? Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que se nos plantean y cumplir las tareas que la vida nos asigna continuamente. «Vida» no significa algo vado, sino algo muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y único.

La búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida constituye una fuerza primaria y no una racionalización secundaria de sus impulsos, de sus instintos. Sentido no es algo que nace de la propia existencia, sino algo que hace frente a la existencia.

El hombre es una criatura responsable y debe aprehender el sentido potencial de su vida. Lo que se le pide al hombre no es, como en el caso de otros filósofos existenciales, que soporte la insensatez del mundo, de la vida, sino más bien que asuma racionalmente su propia capacidad para aprehender toda la sensatez incondicional de esa vida.

Cada época tiene su propia neurosis colectiva, es cierto. El vacío existencial, neurosis masiva de este tiempo según Frankl, puede develarse como una forma privada y personal de nihilismo, que se traduce a veces en la aseveración de que todo se ha perdido o carece de significación. Es cierto también que cada ser humano es un ser finito, y su libertad está restringida. No se trata, entonces, de liberarse de las condiciones que imponen las circunstancias del mundo, se trata de tomar una postura ante esas condiciones . La libertad, en definitiva, es la capacidad de la existencia humana para elevarse por encima de esas condiciones y trascenderlas.

En definitiva, el ser humano no es una cosa más entre otras cosas: las cosas se determinan unas a otras, pero el hombre, en última instancia, es su propio determinante. Lo que llegue a ser, dentro de los límites de sus facultades y de su entorno, lo tiene que hacer por y para sí mismo. ¿Qué es el hombre, para Frankl? Es el ser que siempre decide lo que es, en medio y a pesar de, las circunstancias. Y lo aclara con una imagen de su propia experiencia: el hombre es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme, musitando una oración.

 

Graciela Barroso

 




Fragmento_15. El poder del ahora

Cuando reconoces que la raíz de la inconsciencia está en la identificación con la mente, en la que obviamente se incluyen las emociones, puedes salir de ella.

Llegas a estar presente. Cuando estás presente puedes permitir que la mente sea como es sin dejarte enredar por ella. La mente, en sí misma, no es disfuncional.

Es una herramienta maravillosa. La disfunción se instaura cuando buscas tu sentido de identidad en ella y la confundes contigo.

Entonces se convierte en la mente egotista y se adueña de tu vida.

Eckhart Tolle

 




Fragmento_14. Canto de mí mismo

Yo he dicho que el alma no es más que el cuerpo,

y he dicho que el cuerpo no es más que el alma,

y que nadie, ni Dios, es mayor para uno de lo que

uno mismo es,

y que quien camina un estadio sin compasión camina

a su propio funeral metido en su mortaja,

y que yo y tú sin un céntimo podemos conseguir lo

mejor de la tierra,

y que mirar con un solo ojo o mostrar una habichuela

en su vaina confunde la sabiduría de todos

los tiempos,

y que no hay oficio ni empleo en que el joven que lo

ejerza no pueda convertirse en héroe,

y que no hay objeto tan frágil que no pueda servir de

eje a la rueda del universo,

y digo a todo hombre o mujer: que tu alma se alce

tranquila y serena ante un millón de universos.

(…………………………………………………………..)

Oigo y contemplo a Dios en cada objeto, aunque no

comprenda a Dios lo más mínimo,

ni comprenda quién pueda haber más maravilloso

que yo mismo.

¿Por qué desearía ver a Dios mejor que hoy?

Veo algo de Dios cada hora de las veinticuatro, y

cada momento también, en los rostros de los

hombres y mujeres veo a Dios, y en mi

propio rostro en el espejo,

encuentro cartas de Dios tiradas en la calle, y todas

están firmadas por el nombre de Dios,

y las dejo donde están, porque sé que por donde

vaya

otras llegarán puntualmente por todos los siempres

de los siempres.

Fragmento del Canto de mí mismo

Walt Whitman

Ed. Edaf




Fragmento_13. Juega al juego

Juega al juego. Pon todavía más en peligro tu trabajo. No seas el protagonista. Busca el enfrentamiento. Pero no tengas ningún propósito.

Evita las segundas intenciones. No calles nada. Sé blando y a la vez fuerte. Sé astuto, métete en las cosas y desprecia la victoria.

No observes, no examines, pero con presencia de espíritu, mantén la disponibilidad para los signos. Déjate conmover.

Muestra tus ojos, haz señas a los otros hasta lo más hondo, preocúpate por el espacio y observa a cada uno en su imagen. Decide sólo cuando estés entusiasmado.

Fracasa tranquilo. Sobretodo tómate tiempo y da rodeos. Déjate llevar por caminos que no querías recorrer. Haz, digamos, vacaciones.

No dejes de oír ningún árbol ni ningún agua. Vete a donde te guste ir y no te prives del sol. Olvida a los allegados, fortalece a los desconocidos.

Inclínate ante las cosas secundarias, evádete y retírate al vacío de los hombres. Búrlate del drama del destino, desprecia la desgracia, destruye con tu risa el conflicto.

Muévete hacia tu color propio, hasta que estés en lo justo y el susurro de las hojas se haga dulce. Pasa por los pueblos. Yo, iré detrás de ti.

Peter Handke

 




Fragmento_12. La meditación del abrazo

«La meditación del abrazo es una práctica inventada por mí. La primera vez que aprendí a abrazar fue en Atlanta, en 1966, cuando una poeta me paró en el aeropuerto y me preguntó: «¿Es correcto abrazar a un monje budista?» En mi país no solemos expresarnos de esta forma en público, pero pensé: «Soy un maestro zen. Hacerlo no debería significar para mí ningún problema.» Así que contesté: «¿Por qué no?», y ella me abrazó. Pero me sentí algo tenso. Ya en el avión decidí que si quería trabajar con mis amigos occidentales, tendría que aprender la cultura de Occidente, así que inventé la meditación del abrazo.La meditación del abrazo es una combinación de Oriente y Occidente. Según la práctica, debes abrazar realmente a la persona que estás abrazando. Sentirla de verdad entre tus brazos, no hacerlo sólo para cubrir las apariencias dándole unas palmaditas en la espalda para dar la impresión de que estás allí, sino respirando conscientemente [que es la clave de toda espiritualidad oriental] y abrazándola con todo tu cuerpo, espíritu y corazón. ‘Cuando inspiro, sé que la persona a la que quiero está con vida entre mis brazos. Cuando espiro, sé que para mí es muy valiosa.’ Mientras la abrazas e inspiras y espiras tres veces, la persona que estás abrazando se vuelve real, y tú también te vuelves muy real. Cuando quieres a alguien, deseas que sea feliz. Si no es feliz, tú tampoco puedes serlo. La felicidad no es un asunto individual.»

 

Del monje vietnamita Thich Nhat Hanh, «Sintiendo la paz», p.74