Tanto en el trabajo de Tai Chi como el de Conciencia Corporal casi siempre comienzo con la escucha y la observación de nuestro cuerpo. En las sesiones encontramos que las personas vienen con situaciones muy diferentes. Para mí es importante reservar un espacio de tiempo para que ellos puedan situarse en su cuerpo, en el espacio y en el grupo.
Es importante tomar conciencia de ¨cómo estoy¨ y conocer el estado de este momento sin analizar ni juzgar ni tener expectativas. Simplemente estar con el cuerpo escuchando y recogerse hacia sí mismo como un volver a casa. Luego poco a poco nos vamos comunicando con el mundo exterior.
Si nos encontramos con tensiones y bloqueos lo importante es no rechazarlos ni intentar cambiarlos, la actitud de querer intentar cambiar la tensión se refleja en nuestra ansiedad y esa actitud no nos ayuda en el fondo. La escucha es una actitud de entrega. La paciencia de estar ahí respirando con tranquilidad, aceptando lo que tenemos nos abre la puerta de la apertura hacia nuestro cuerpo y nuestra mente.
Las partes y la totalidad del cuerpo
Existen dos puntos de vista importantes para mí cuando trabajamos con el cuerpo. Una es ir hacia los detalles pequeños como ver cada parte del cuerpo y trabajar con sutileza, y la otra es, desde ahí, ver la totalidad para canalizar la energía en todo el cuerpo y comunicarla con el espacio que nos rodea.
Trabajar con dimensiones diferentes nos enriquece y nos invita a tener flexibilidad en la práctica.La cara y región craneal
“La cara es la parte más reveladora y más sensible del cuerpo. Nos revela con claridad los cambios sutiles internos y el estado físico. Y además, tiene gran flexibilidad y expresividad.
Tiene diez sistemas musculares y un total de casi cuarenta músculos individuales. La cabeza es el centro sensorial del cuerpo; tiene cuatro de los cinco sentidos y también es la puerta de acceso a otros sistemas mayores” ( Como leer el cuerpo. Wataru Ohashi )
Desde este punto de vista cuando trabajamos sobre la tensión del cuerpo, ésta se puede percibir en el rostro y viceversa. Así que, para relajar y soltar el cuerpo, si trabajamos la relajación del rostro y la región craneal nos facilita deshacer los bloqueos energéticos de otras partes del cuerpo.
Cabeza, Pelvis y Columna vertebral
Para que fluya la energía es importante que las articulaciones estén sueltas y los músculos relajados y tónicos a la vez. También la movilidad y alineamiento de la columna vertebral son claves para trabajar con la energía. Por ejemplo, si está bloqueada la región pélvica, la energía no fluye en el cuerpo. Podemos hacer ejercicios para tener conciencia de la zona y desbloquear la parte pélvica asociando la pelvis con la zona de la cabeza.
Ejercicio A
Nos colocamos en el suelo boca arriba. Los pies en el suelo flexionando las rodillas y, entre los pies, tiene que haber la distancia del ancho de la cadera o de los hombros.
1. Escuchamos y observamos la tensión de la espalda sin modificar ni intentar nada.
2. Relajamos las plantas de los pies junto con el rostro. Imaginamos que desde las arrugas de estas zonas, soltamos la tensión.
3. Igualmente soltamos las tensiones de las siguientes zonas asociando otras partes del cuerpo. Pero no intentar hacer algo para soltar. Simplemente imaginar el espacio de estas zonas y relajar por dentro.
La lengua———la zona del pubis
La mandíbula—-las ingles
La zona occipital—-el sacro
Las mejillas—— las nalgas
La nuca ———–la zona lumbar
Todo la cara——con todo el cuerpo
4. Después de imaginar y relajar estas zonas volvemos a escuchar el cuerpo sintiendo pequeños movimientos de la respiración y esta respiración va entrando en la columna vertebral relajando toda la espalda.
Ejercicio B
Nos colocamos en la misma postura que en el ejercicio A.
1. Nos imaginamos la parte del sacro como un cuenco y también el cráneo. La columna es como un acueducto entre el sacro y el cráneo.
2. Inspiramos imaginando que llenamos el agua en el cuenco del sacro.
3. Al espirar inclinamos el cuenco del sacro imaginando que el agua va cayendo poco a poco hacia las lumbares y fluye hacia las dorsales, las cervicales y llega hasta el cráneo.
4. Repetimos varias veces hasta que la energía fluya en toda la columna.
Ejercicio C
Nos colocamos de pie. Los pies en paralelo teniendo la distancia del ancho de la cadera o de los hombros.
1. Imaginamos el espacio de las plantas de los pies y del rostro. Relajamos desde las
arrugas de ambas partes.
2. Sentimos la sensación de la tierra en las plantas de los pies y del cielo en la parte más alta de la cabeza (punto de Pai Hui).
3. Colocamos la lengua y la mandíbula relajada para abrir la zona de la nuca. Y la sensación de la cabeza es como si estuviera suspendida desde el cielo.
4. Luego sentimos el peso de la pelvis hacia la tierra soltando las rodillas y proyectando el coxis hacia la tierra.
5. Desde esta estructura, vamos relajando por dentro soltando las tensiones musculares. Sentimos el espacio entre vértebra y vértebra.
Ayako Zushi