Sûtras: Esquema Vibhuti Pada
Sûtras: Esquema de Samyama
Sutras: Esquema Sâdhanapâdah
ESQUEMA DEL SEGUNDO LIBRO DEL YOGASŪTRA SĀDHANAPĀDAḤ
KRIYĀ YOGA (II.1-II.2)
DEFINICIÓN (II.1)
FRUTOS (II.2)
LAS AFLICCIONES: KLEŚA (II.3-II.11)
DEFINICIÓN (II.3-II.9)
AVIDYĀ
ASMITĀ
RĀGA
DVEṢA
ABHINIVEŚA
ADVERTENCIA (II.10-II.11)
LAS ACCIONES Y SUS CONSECUENCIAS (II.12-II.16)
DIFERENCIA ENTRE QUIEN PERCIBE Y LO QUE ES PERCIBIDO (II.17-II.27)
LOS OCHOS MIEMBROS DEL YOGA: AṢTĀU AṆGĀNI (II.28-II.55)
PRESENTACIÓN (II.28-II.29)
LAS RESTRICIONES:YAMA/NIYAMA (II.30-II.45)
DEFINICIÓN DE LOS YAMA-S (II.30-II.31)
AHIṀSĀ
SATYA
ASTEYA
BRAHMACARYA
APARIGRAHA
DEFINICIÓN DE LOS NIYAMA-S (II.32)
ŚAUCA
SAṂTOṢA
TAPAS
SVĀDHYĀYA
IŚVARA PRAṆIDHĀNA
LA ACTITUD OPUESTA: PRATIPAKṢA BHĀVANAM (II.33-II.34)
LOS FRUTOS (II.35-II.45)
ĀSANA (II.46-II.48)
PRĀṆĀYĀMA (II.49-II.52)
PRĀTYAHĀRA (II.53-II.55)
Por Luisa Cuerda
Yogasûtras: Esquema de Samâdipâdah
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Por Luisa Cuerda
Escogiendo terapias
Una de las cosas más perturbadoras que acompañan a la noticia de una grave enfermedad es el proceso de selección de las terapias más adecuadas. En principio, es una suerte poder elegir entre varias opciones, pero lo que sucede muchas veces es que nos vemos abrumados por amigos obsequiosos, familiares preocupados, conocidos que conocen a alguien que es seguro que tiene la clave de nuestra salud.
Todos tenemos miedo a la muerte. Y, consecuentemente, todos tenemos miedo al deterioro, al dolor y a la enfermedad. Pero tal vez nunca como ahora ese miedo esté revestido de arrogancia, como si la muerte ya no tuviera lugar en una sociedad en la que el progreso nos ha hecho creer, erróneamente, que somos omnipotentes.
Tal vez por eso en este cambio de milenio, de era y de paradigma existen tantas recetas para curarse. Al lado de lo que conocemos como medicina oficial están las llamadas terapias alternativas, medicinas tradicionales o dinámicas de sanación. Y a pesar de que, en origen, tanto unas como otras sirven a la salud del ser humano, ambas opciones están, por desgracia, asociadas a determinadas creencias o convicciones que a veces se excluyen mutuamente, como si lo que estuviese en juego fuese el poder en lugar de la salud.
Es terriblemente doloroso escuchar, en unos momentos de gran tensión y de sufrimiento mental continuado, cosas como que la radioterapia y la quimioterapia son peores aún que el cáncer y que los protocolos de los hospitales están hechos para experimentar con los enfermos; o, del otro lado, que la meditación es una tontería, el Reiki magia para crédulos y la acupuntura «cuestión de fe». En otro orden de cosas, resulta cruelmente dañino ser informado, en el momento en el que nuestro cerebro está hecho papilla y nuestro corazón es un mar revuelto, de que con una actitud mental positiva seríamos capaces de sanarnos a nosotros mismos o a nuestros hijos. Lo cierto es que estos apasionados posicionamientos, proclamados con enorme inconsciencia por personas que creen que nos están ayudando, nos dan la medida del enorme rechazo que existe en nuestra sociedad hacia la enfermedad y la muerte, tanto si lo revestimos con los ropajes de la ciencia oficial como con los de las terapias alternativas.
Y sin embargo, por suerte hay cada vez más personas que van a una sesión de Reiki después de la quimio. Que continúan con su práctica de yoga (o la inician) para recabar fuerzas antes de una grave operación. Que aprenden a hacer masajes para relajar y hacer reír a sus niños, y viven así con ellos un sanador presente, agradeciendo los periodos de descanso entre terapias agresivas. Que combinan la acupuntura y los tratamientos alopáticos. La cerrazón suele ir de la mano del orgullo, y este del miedo. Ambas cosas son terriblemente nocivas. La apertura, la humildad ante lo que no se conoce, la curiosidad por lo nuevo implica amor hacia nosotros mismos o hacia nuestro enfermo; y donde hay amor hay ya un inicio de sanación.
Es tan importante estar sano que deberíamos poner nuestra salud por delante de nuestros prejuicios; si lo hiciéramos, veríamos que todo lo que existe, sea cual sea su etiqueta, está ahí para nosotros y que si nos liberamos de esquemas preestablecidos y confiamos en nuestra sabiduría interior, sabremos ir escogiendo lo más adecuado a cada instante. Pero además, aprenderemos para siempre algo mucho más importante: Que, como pasa con nuestra felicidad y como pasa también con nuestra salud, nuestra vida es cosa nuestra.
Luisa Cuerda
Yogasutras. Esquema Libro I
ESQUEMA DEL PRIMER LIBRO DEL YOGA SÛTRA
SAMÂDHIPÂDAH
INVOCACIÓN AL COMENZAR (I.1)
QUÉ ES EL ESTADO DE YOGA (I.2-I.4)
CUÁLES SON LAS ACTIVIDADES DE LA MENTE (I.5-I.11)
CÓMO SE LLEGA AL ESTADO DE YOGA (I.12)
LA PRÁCTICA (I.13-I.14)
EL DESAPEGO (I.15-I.16)
PROGRESIÓN HACIA EL ESTADO DE YOGA (I.17-I.18) (un adelanto de lo que luego serán los sûtras I.42-I.44)
PERSONAS QUE NECESITAN (O NO) PRACTICAR PARA LLEGAR AL ESTADO DE YOGA (I.19)
CUALIDADES DEL PRACTICANTE (I.20-I.22)
OBSTÁCULOS EN EL CAMINO DEL YOGA
CUÁLES SON (I.30)
QUÉ SÍNTOMAS PRODUCEN (I.31)
CÓMO SUPERARLOS (I.32)
SUTRAS DE ÎSHVARA (I.23-I.29)
SÛTRA DE LAS CUALIDADES (I.33)
SÛTRAS DEL “Ó” (I.34-I.39)
QUÉ SUCEDE CUANDO SE LLEGA AL ESTADO DE YOGA (I.40/I.41)
TIPOS DE SAMÂDHI (Ó SAMAPATTIH) (I.42-I.51) (Ver mapa esquemático)
Por Luisa Cuerda
Legado
Ya sé que los cazadores lo ven de otra manera. Que para ellos la caza es un deporte, una manera de confraternizar con los amigos, un modo de fabricar recuerdos comunes con sus hijos. También sé que la Naturaleza, como madre que es, no hace distinciones entre los que siembran en ella muerte o los que siembran vida, y que la inocencia absoluta de los animales les hace lucir su irrepetible belleza tanto ante quienes les admiran como ante quienes les disparan. Escucho, estos días, las secas detonaciones, el ladrido de los perros, las voces alteradas de los hombres justo un segundo antes del silencio de la muerte. También en algunos pueblos en fiesta padres e hijos unidos acosan a un animal condenado sin paliativos a padecer tortura y muerte; es su manera de pasar el testigo a la generación que viene: de grabar en ella actitudes. Es un legado.
Mi amigo Germán, de quien siempre me acuerdo cuando hablo de estas cosas, sale al campo cada fin de semana (como no va a matar, para él no hay veda). Conoce el nombre, el canto, las costumbres de todos los pájaros porque les viene observando en silencio casi todos los años que tiene de vida. Cuando, en el futuro, su hijo Adrián le recuerde, le recordará fabricando nidos, colocándolos en el sitio preciso, permaneciendo quieto durante el tiempo necesario para recibir el premio de sentir la vida que late en los seres pequeños. En sus recuerdos no habrá perros acezantes, miedosos y violentos, criados con el regalo y la crueldad con la que eran tratados los gladiadores; ni la voz imperiosa del padre: “Dispara ya, que se escapa”, ni el fulgor instantáneo de unas plumas que elevan el vuelo para caer despojadas de vida y de sentido, ni la sobria recompensa de una palmada en el hombro porque esa muerte la ha causado él.
Ya sé que en términos absolutos todo da igual, que al final todos moriremos algún día, nosotros, los toros y las codornices. Pero a diferencia de ellos, nosotros podemos elegir cómo queremos ser recordados.
Luisa Cuerda
Blog de Luisa Cuerda