Pedagogía: la Observación
Partimos siempre de la originalidad de cada persona y con la OBSERVACIÓN queremos rescatar «eso» único que hay en cada persona para poder ADAPTAR mejor la técnica a su propio proceso. Nos preguntamos, ¿dónde está nuestro alumno/a y cuál es el siguiente pasa que debe dar?
Es importante que no haya PREJUICIO en esa observación, y entender mejor cuál es nuestro punto de vista y los propios condicionamientos para ir hacia una mayor libertad de observación.
En esa observación no debemos poner todo en «el mismo saco». Hay observaciones que se dirigen a lo postural, a lo energético, emocional, al carácter o al estado del alma. Y la observación no debe invadir sino acompañar. Más vale sugerir una observación que dictar un juicio. Es como si lanzáramos un anzuelo con nuestras sugerencias a ver qué añade nuestro alumno/a, qué es lo que muestra para poder ir a mayor profundidad. No somos adivinos sino que buscamos una colaboración.
Más vale dar un dato concreto pero práctico que podamos abordar fácilmente que una miríada de informaciones que la persona no puede o no sabe integrar. No todo es conveniente decirlo.
En esto de la observación mejor aplicar la estrategia de la simplicidad. Marcar una relación a lo largo del tiempo e ir desvelando los secretos de nuestro cuerpo y postura, de nuestra actitud y personalidad.
Será muy importante establecer un acercamiento amoroso y compasivo. Todos estamos llenos de tensiones y en el cuerpo lo que abunda es vulnerabilidad, pudor e inseguridad. No se trata pues de corregir en el sentido de que «algo está mal», al contrario, podemos mostrar un respeto por la forma vital que ha cristalizado en uno, y entender que todo tiene un porqué. comprender mejor la propia forma y ACEPTARLA, ya que desde ahí podremos ir con mayor seguridad hacia una mayor armonía, interna y original, no prefabricada desde un canon externo.
EJERCICIO EN PAREJAS: Encadenar varias posturas mientras uno de los dos observa y toma notas. Cambio y verbalización
Por Julián Peragón