Centro simbólico: Pedro Gracia

Un ser humano es parte de un todo, llamado por nosotros universo, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto… algo así como una ilusión óptica de su conciencia. Esta falsa ilusión es para nosotros como una prisión que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto que profesamos a las pocas personas que nos rodean. Nuestra tarea debe ser el liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas vivas y a la naturaleza en conjunto en toda su belleza.

Albert Einstein.

 

En el hinduismo, el ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación se denomina samsara: representa una concepción completamente distinta a la de las religiones monoteístas sobre la finalidad de la muerte y la naturaleza de la vida tras la muerte. En el hinduismo se cree que el juicio de nuestros actos es constante y progresivo, a veces se prolonga durante muchas vidas, y que ese juicio lo dicta el karma, las acciones individuales de cada vida, una noción que, no obstante, incluye la idea de una carga que se hereda de una vida a otra.

Imágenes del espiritual Tibet

El Samsara es este mundo lleno de dolor y tristeza tal como lo conocemos. Todos los seres de este mundo están sujetos a la ley del karma. Karma significa acto volitivo, es decir, algo que uno hace, dice o piensa y que de hecho está bajo su control. Todos los actos de este tipo tienen consecuencias morales. En el Budismo tradicional, estas consecuencias pueden ocurrir en esta vida o en una vida futura.

Este ciclo de sufrimientos sólo podía interrumpirse gracias a un autoconocimiento completo, que conducía a un nuevo estado, denominado moksa, la liberación definitiva y la eterna unión con el Dios supremo en un paraíso impreciso.

La mayoría de los Budistas creen en el renacimiento. Para muchos, el renacimiento no es diferente de la creencia de los Hinduistas, por ejemplo, en la reencarnación o en la transmigración de las almas (pasar del viejo cuerpo que muere a uno que acaba de nacer o de ser concebido). Con un poco más de precisión, sin embargo, el renacimiento no es más que la transmisión del propio karma. Buda lo comparaba con la llama que pasa de una vela a otra. Así pues, la idea de un alma inmortal, de una personalidad continua, no es de ningún modo una parte del concepto del renacimiento.

El renacimiento y otros conceptos similares no forman parte de la mayoría de las culturas occidentales, así que muchos budistas occidentales y algunos budistas de oriente, toman el renacimiento como una metáfora. El Budismo nunca ha sido una religión anclada en lo literal, así que esto no es ningún tabú.

Estas nuevas ideas del karma y el samsara resultaron muy polémicas inicialmente, pero hacia el siglo V a.C. se habían convertido en la principal corriente del hinduismo.

La imagen es la Rueda de la Vida tibetana, que representa el Samsara. En el centro, hay un gallo cazando a un cerdo que caza a su vez a una serpiente que trata de cazar al gallo, es decir, el deseo, el odio y la ignorancia. Alrededor de ellos hay personas ascendiendo el semicírculo blanco de la vida, junto a otras que descienden el semicírculo negro de la muerte. La mayor parte de la Rueda está dedicada a la representación de seis reinos: el reino de los dioses, el reino de los titanes, el reino de los humanos, el reino de los animales, el reino de las almas en pena y el reino de los demonios.

La parte más exterior del círculo la componen los doce pasos del origen dependiente. La Rueda está sujetada por Yama, el Señor de la Muerte.

 

Imagen de la Rueda de la Vida:

Rueda Eterna, siempre gira

por sus radios atrapada mora el alma peregrina

prisionera de un deseo que la embarga y la fascina va rotando vida en vida

soñando muere y renacida vuelve al punto de partida

Artificio cronológico, Ourobourus portentoso proyección

de un Arquitecto juguetón y caprichoso

Si quieres salir del ciclo, medita y persevera

el Buda conoce el secreto y puede parar la Rueda

escapa pues de esa Noria que el Nirvana siempre espera




Anatomía: Músculos Pelvitrocantéreos

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Músculos Pelvitrocantéreos

Por Àlex Costa