La búsqueda sagrada

¿Practicaste yoga para llegar a más profundos niveles de abandono y atención?

La exploración del cuerpo me llevó a una más profunda relajación y la relajación trajo consigo la cesación de esquemas repetitivos en el cuerpo y en la mente. La aceptación del cuerpo me llevó a un mayor conocimiento de la sensación de «soltar»; así, de esta forma, el yoga intervino en el pre-sentimiento de la realidad. Pero eso sólo me condujo a un estado en el que ya no ponía el énfasis en el objeto, en el cuerpo, sino en el sujeto último. El yoga proporciona atención y tranquilidad, y un cuerpo tranquilo refleja una mente tranquila. Pero, desde luego, puedes llegar a una plenitud de paz en el cuerpo y en la mente sin el yoga.

 

Leyendo textos sobre yoga, uno se encuentra con palabras tales como «represión», «supresión», «disciplina» y «control». ¿Qué piensas de estas expresiones?

Si sigues el yoga con la intención de alcanzar algo, te desplazas desde tu centro hacia la periferia. Ciertamente, el yoga puede producir un estado de mayor relajación, una mente menos agitada, pero existe el peligro de ir estancándose cada vez más en la relación sujeto-objeto. Naturalmente, puedes experimentar un estado de relajación lleno de paz, pero esta paz es todavía un estado del que entras y sales. Es todavía un objeto de percepción. Y cuando tienes delante un objeto tan sutil y atractivo, es muy difícil llegar a la conciencia sin objeto.

El yoga, o cualquier otra técnica, debería ser seguida sólo con la comprensión de que no hay nada que alcanzar. El que busca es lo buscado y la idea de alcanzar algo es sólo una evasión.

 

¿Hay una buena postura para llegar a una mente tranquila?

Ninguna postura puede ayudar o dificultar el estado en quietud pero, del mismo modo que cuerpo y mente son todo uno, un cuerpo relajado te lleva a una mente tranquila. Toda postura que sea cómoda es la postura correcta.

 

¿Qué diferencia puede haber entre meditar sentado en una silla y meditar en la postura del loto?

La posición con las piernas cruzadas permite una mejor canalización de las energias, pero no es indispensable. Sentarse en una silla también es válido. Lo que es importante es la verticalidad justa.

 

¿Cómo relajarnos cuando tenemos dolor de cabeza o molestias en la espalda o en las piernas?

Hay que distenderse. Para que se eliminen todas las tensiones debes “dejar-hacer”. Un dejar hacer sin controlar, sin dirigir. Tienes que ser apertura, atento a lo que pasa, a lo que ocurre cuando dejas hacer.

 

¿Se puede contemplar un dolor físico?

Sí, pero evitando nombrarlo. Deja libre la sensación y tu interpretación cambiará: no habrá más dolor, sino sensación pura. Negarse a aceptar la sensación dolorosa y calificarla como tal, aumenta el dolor.

Contemplar la percepción sin darle nombre permite una redistribución de la energía porque el que contempla representa la salud absoluta; es la salud absoluta y siempre lo será. En él es donde vive la percepción, en él es donde se efectúa la curación. La aportación del médico consiste en ayudar a la naturaleza, pero la salud está en el fundamento de tu ser.

 

¿Qué hay de las técnicas que emplean objetos para la meditación?

La meditación no consiste en meditar en algo. El centrarte en un objeto te mantiene preso de lo conocido. La meditación pertenece a lo incognoscible. Tranquilizar la mente mediante técnicas puede proporcionarte un cierto estado de relax pero un estado relajado es un objeto de la conciencia, una fracción, y una fracción nunca puede llevarte al todo.

 

Muchas tradiciones enfatizan una práctica sistemática de la meditación. ¿Hay algún valor en esto?

No puedes practicar lo que eres. Uno practica en pos de un resultado en el espacio y el tiempo, pero nuestra naturaleza fundamental no tiene causa ni tiempo. En el momento en que intentas meditar hay una sutil proyección de energia y tú te identificas con esta proyección.

Cuando te haces sensible a las solicitaciones del silencia, puedes sentarte y observar el ir y venir de las percepciones. Sigues estando presente a ellas pero no las sigues. Seguir un pensamiento es lo que le mantiene. Si sigues presente sin hacerte cómplice, la agitación disminuye por falta de combustible. En la ausencia de agitación te ves arrebatado por la resonancia de la quietud.

Es como estar solo en el desierto. Al principio escuchas la ausencia de sonidos y la llamas silencio. Después tal vez te veas súbitamente arrebatado por la presencia de la quietud, donde tú y el escuchador sois la misma cosa. Entonces te das cuenta que no hay meditador, que la idea de un meditador que medita es sólo un producto de la mente.

 

¿Qué es meditación?

Podemos decir que es como un laboratorio. Estás sentado y eres invadido por una cantidad de pensamientos. Vas viendo cómo van procediendo. Los rechazas, te defiendes de ellos, los fijas en un lugar del cuerpo para que no te invadan, relajas de nuevo, te crispas, observas cómo vas funcionando y eso es todo. Y eventualmente vas a descubrir que no hay nada que hacer; en este no hacer nada se va a presentar algo, tu cuerpo y te vas familiarizando poco a poco con esa actitud de no intervenir, de no hacer. Eso es la meditación. La meditación no es una acción mundana. La meditación es algo de cada momento. Se experimenta como una atención, sin ninguna intervención.

 

¿Hay un momento en la vida cotidiana para sentarse a meditar?

Toma nota del deseo de sentarte a meditar. No lo detengas, apartes, evites ni controles. Contémplalo como contemplas las olas del océano. En la contemplación completa no hay interpretación, emotividad o distanciamiento. No hay introversión de los sentidos. Estos siguen estando ahí mientras tengas oídos, ojos y nariz.

Cuando estes alerta verás que hay breves momentos en que la tranquilidad aparece. Si no ignoras esta quietud y te dejas llevar por ella, cada vez te solicitará más y aflorará en ti el deseo de ser esta quietud conscientemente, es decir, continuamente. De este modo la meditación te atrae hacia sí.

 

¿Cómo puedo darme cuenta de estos momentos tranquilos de los que hablas?

Empieza a darte cuenta de que, en el instante en que un deseo se cumple, hay un momento fugaz de ausencia de deseo en que no queda ningún pensamiento. Este momento libre de deseo es de la misma naturaleza que el silencio que continuamente eres. La misma quietud aparece en el espacio entre dos pensamientos o cuando se ha llevado a cabo una acción y no hay nada que hacer inmediatamente después. Esta quietud es realización.

 

Cuando afloran muchos pensamientos y sentimientos, ¿cómo debo afrontarlos?

Lo que aflora son residuos del pasado acumulados mediante la ensoñación. Permanece presente a ellos, libre de todo motivo para suprimirlos.

Todo lo que surge es conflicto, creado por el reflejo de tomarse a si mismo como una fracción, una entidad separada.

 

¿Quién es aquél que quiere meditar?

El objeto de sentarse a meditar no es otro que encontrar al meditador. Cuanto mas busques, mas te convencerás de que no se puede encontrar.

Primero investiga sobre tu necesidad de meditar. ¿De dónde viene realmente esta necesidad de meditar? Del deseo de estar realizado, de estar tranquilo. De modo que la necesidad de meditar proviene de un sentimiento de falta. Haz de esta falta un objeto de investigación. ¿Qué es? Una falta de totalidad.

Te tomas a ti mismo por un meditador, una entidad en el espacio y en el tiempo, y tratas de llenar este aislamiento meditando. Pero el meditador solo puede meditar sobre lo que ya conoce y él mismo pertenece a lo conocido. Es un círculo vicioso.

Fundamentalmente, tu no eres nada, pero no te das cuenta de ello y proyectas energía en buscar lo que eres.

Cuando descubres que el meditador no existe, toda actividad deja de tener objeto y tú llegas a aun estado de no persecución de objetivos, una apertura a lo incognoscible.

 

¿Cómo puedo llevar mis pensamientos a la quietud?

No forzándote a guardar silencio. Vives predominantemente en la asociación de ideas y la interpretación. Cuando veas esto con claridad el pensamiento se volverá menos concreto. Entonces habrá una súbita transferencia de énfasis que pasará del observar como percepción al observar como ser.

Jean Klein

 




La meditación por Desikachar

 

Las prácticas de yoga engloban lo que se ha convenido en llamar la meditación dhyana. En realidad, la meditación es para la mente lo que las posturas asana son para el cuerpo.

La meditación comienza por el proceso que consiste en orientar la mente citta en una dirección o hacia un objeto escogido. En sus Yoga-Sutra, Patanjali dice que la mente está de tal manera concentrada que resiste a las distracciones, incluso a los estímulos más tentadores.

¿Cómo proceder? El Shvetasvatara-Upanishad dice, entre otras cosas, que «el cuerpo bien erigido y en postura simétrica, la mente y los órganos sensoriales bien fijos en el corazón, el sabio, con la ayuda del barco de Brahman, debe atravesar las olas del terrorífico crecimiento del nacimiento y de la muerte».

Como si se tratara de un carro con los caballos indisciplinados, uno debe controlar la respiración, vencer los movimientos, respirar por la nariz y, de esta manera, dominar la mente.

«El lugar escogido para la meditación debe ser puro -sin escombros, ni arena, ni fuego, ni murmullo de aguas. Es en un lugar así, donde la mente no es perturbada, donde los ojos no son molestados, un lugar al abrigo del viento, donde uno debe empezar a practicar el yoga. La agilidad, la salud a toda prueba, la ausencia de codicia, una cara o un rostro claro, la dulzura de la voz, un olor agradable -tales son las primeras manifestaciones del yoga.»

Patañjali hace hincapié también en los ejercicios respiratorios, que constituyen una etapa preliminar purvanga a la meditación dhyana. Podemos claificar la meditación en dos categorías: sa-vishaya y nir-vishaya.

La categoría sa-vishaya implica la presencia de un objeto para la mente. El objeto debe ser favorable, conveniente, adaptado yuktam.

La mente recibe las características del objeto. Si el objeto es excitante, la mente se excitará. Si el objeto es tranquilizador y pacífico, la mente también lo será. Por esto es necesario escoger el objeto que mejor se adapte a cada persona.

Por ejemplo, para una mujer embarazada y temerosa, no es oportuno neditar sobre los aspectos feroces o terroríficos de un personaje. Vale más proponerle la agradable forma de una diosa que apacigua.

En la categoría nir-vishaya, no hay objeto sobre el que concentrarse: uno intenta solamente reducir el proceso del pensamiento… Cosa que puede obtenerse dejando continuar a los pensamientos su movimiento hasta que disminuyan, o sugiriendo unos pensamientos que neutralicen la producción de los pensamientos negativos espontáneos.

Por ejemplo, si alguien está enfadado con un amigo y quiere solucionar la situación por la fuerza, se le sugerirá que empiece el proceso por una reflexión sobre los riesgos y consecuencias inherentes a esta discusión y sobre las ventajas de dar una oportunidad a este amigo.

Si la meditación no descansa sobre unas buenas bases, puede llegar a ser una manera de escapar de la realidad… Como para esta mujer india que no se entendía con su suegra. Esta desavenencia perturbaba su sueño y le ocasionaba tensiones en las relaciones con sus hijos. Empezó a meditar en la sala de plegarias, reservada para ello en la casa. Al principio experimentó dificultades, pero sintió que su humor mejoraba con el paso del tiempo. Estaba más tranquila. Sin embargo, en cuanto salía de la sala para entrar de nuevo en contacto con su familia, se ponía otra vez nerviosa.

Entonces, empezó a instalarse un curioso proceso: cada vez pasaba más tiempo en esta sala donde ella se retiraba. Otros miembros de la familia protestaron, diciendo que ella utilizaba la plegaria como una excusa para escapar a sus deberes familiares…

La meditación mal comprendida puede también crear otros problemas: un Occidental tenía un trabajo que le obligaba a desplazarse por el mundo entero y su salud se resentía. Consultó a su psicólogo que le aconsejó la meditación. Se sintió mejor y quiso saber más sobre este tema. Fue a ver a un maestro que insistió para que cambiara sus costumbres alimenticias y llegó a ser vegetariano… Pero esto provocó nuevos problemas, porque no siempre podía obtener el alimento que deseaba.

Estos sencillos ejemplos muestran que no hay meditación cuando se reemplaza un problema por otro. De hecho, la meditación debe ayudarnos a reducir nuestros problemas, a favorecer una expansión personal y a desarrollar una mayor facilidad relacional.

Un día, J. Krishnamurti preguntó a T. Krishnamacharya: ¿Qué es el yoga? Y mi padre respondió: «Shanti (paz); shanti del cuerpo, shanti de la mente y shanti del alma.»

 

T.K.V. Desikachar
Revista Viniyoga número 44. La meditación védica

 

 




Sobre la meditación

 

¿Qué significa exactamente meditación?

Hay dos palabras usadas en inglés para expresar la idea india de dhyâna, »meditación» y »contemplación». Meditación significa en realidad “concentración de la mente en un solo tren de ideas referidas a un solo asunto”. Contemplación quiere decir “ver mentalmente un solo objeto, imagen o idea, para que el conocimiento sobre tal objeto, imagen o idea pueda surgir de forma natural en la mente a través de la concentración”. Ambas cosas son formas de dhyâna, pues el fundamento de dhyâna es la concentración mental sea en el pensamiento, la visión o el conocimiento.

Hay otras formas de dhyâna. Hay un pasaje en el que Vivekananda aconseja permanecer de pie detrás de los propios pensamientos, permitirles que surjan en la mente cuando quieran y simplemente observarlos y ver lo que son. Esto podría llamarse concentración en la auto-observación.

Esta forma lleva a otra, el vaciado de todo pensamiento fuera de la mente para dejar una especie de espacio en blanco, puro y vigilante, en el que el conocimiento divino pueda venir e imprimirse, no afectado por los pensamientos inferiores de la mente humana ordinaria y con la misma claridad que una frase escrita con tiza blanca sobre una pizarra. Puede comprobarse que el Gita habla de este rechazo de todo el pensamiento mental como uno de los métodos del yoga y que este es, incluso, el método que parece preferir. Esto puede llamarse el dhyâna de liberación, puesto que libera a la mente de la esclavitud del proceso mecánico del pensamiento y le permite pensar o no pensar, cuando apetezca y como se desee, o escoger sus propios pensamientos o incluso ir más allá del pensamiento hasta la pura percepción de la Verdad denominada en nuestra filosofía vijñâna.

La meditación es el proceso más fácil para la mente humana, pero el mas angosto en sus resultados; la contemplación es más difícil pero mas importante; la auto-observación y la liberación de las cadenas del Pensamiento es lo más difícil de todo, pero lo que proporciona mas y mejores frutos. Se puede escoger cualquiera de ellos según la inclinación y capacidad de cada uno.

El método perfecto es usarlos todos, cada uno en su propio lugar y para su propio objeto; pero esto precisaría una fe fija, una paciencia firme y una gran fuerza de voluntad para la autodisciplina del yoga.

 

¿Cuál debe ser el objeto de meditación?

Cualquier cosa que este en consonancia con su naturaleza y sus mas elevadas aspiraciones.

Pero si usted me pide una respuesta absoluta, entonces debo decir que Brahman siempre es el mejor objeto para la meditación o contemplación, y la idea en la que la mente debe fijarse es la de que Dios esta en todo, todo esta en Dios y todo es Dios.

Realmente no importa si se trata de un Dios Personal o Impersonal, o subjetivamente, del Uno Mismo. Pero ésta es la idea que yo considero como mejor, porque es lo más alto y abarca todas las otras verdades, sean verdades de este mundo, de otros mundos o de más allá de toda existencia fenomenal, -“Todo ésto es Brahman”.

 

¿Cuáles son las condiciones externas e internas esenciales para la meditación?

No hay ninguna condición externa esencial, pero la soledad y el aislamiento en el momento de meditación así como la quietud del cuerpo es útil, a veces casi necesario al principiante. Pero no se debe estar condicionado por condiciones externas. Una vez se establece el hábito de la meditación, debe ser posible hacerlo en todas las circunstancias, tumbado, sentando, caminando, solo, en compañía, en silencio o en medio del ruido, etc.

La primera condición interna es el establecimiento de la voluntad en contra de los obstáculos a la meditación, es decir, el vagabundeo de la mente, el olvido, el sueño, la impaciencia física y nerviosa, la inquietud, etc.

La segunda es una creciente pureza y calma de la conciencia interna (citta) sin la cual surjen el pensamiento y la emoción, es decir una liberación de todas las reacciones perturbadoras, como el enojo, el malestar, la depresión, la ansiedad sobre los acontecimientos mundanos, etc.

 

(Comentarios de Sri Aurobindo sobre la meditación extractados literalmente de su libro “Letters on Yoga”)

 

 




La conciencia del testigo

— Si durante el día está usted alerta, si está atento a todo el movimiento del pensar, a lo que usted dice, a sus gestos -cómo se sienta, cómo camina, cómo habla- si está atento a sus respuestas, entonces todas las cosas ocultas salen a la luz muy fácilmente. En ese estado de atención lúcida, despierta, todo es puesto al descubierto.

 

— La mayoría de nosotros está inatenta. Darse cuenta de esa inatención, es atención.

 

— La meditación no es una fragmentación de la vida; no consiste en retirarse a un monasterio o encerrarse en una habitación sentándose quietamente por diez minutos o una hora en un intento de concentrarse para aprender a meditar, mientras que por el resto del tiempo uno continúa siendo un feísimo, desagradable ser humano.

 

— Para percibir la verdad, uno debe poseer una mente muy aguda, clara y precisa —no una mente astuta, torturada, sino una mente capaz de mirar sin distorsión alguna, una mente inocente y vulnerable. Tampoco puede percibir la verdad una mente llena de conocimientos; sólo puede hacerlo una mente que posee completa capacidad de aprender. Y también es necesario que la mente y el cuerpo sean altamente sensibles —con un cuerpo torpe, pesado, cargado de vino y comida, no se puede tratar de meditar. Por lo tanto, la mente debe estar muy despierta, sensible e inteligente.

 

— Las necesidades básicas para descubrir aquello que está mas allá de la medida del pensamiento, para descubrir algo que el pensamiento no ha producido son tres: 1) se debe producir un estado de altísima sensibilidad e inteligencia en la mente; 2) ésta debe ser capaz de percibir con lógica y orden; 3) finalmente, la mente debe estar disciplinada en alto grado.

 

— Una mente que ve las cosas con total claridad, sin distorsión alguna, sin prejuicios personales, ha comprendido el desorden y está libre de él; una mente así es virtuosa, ordenada. Sólo una mente muy ordenada puede ser sensible, inteligente.

 

— Es preciso estar atento al desorden que hay dentro de uno mismo, atento a las contradicciones, a las luchas dualísticas, a los deseos opuestos, atento a las actividades ideológicas y a su irrealidad. Uno ha de observar «lo que es» sin condenar, sin juzgar, sin evaluar en absoluto.

 

— La mayor parte del tiempo está uno inatento. Si usted sabe que está inatento, y presta atención en el momento de advertir la inatención, entonces ya está atento.

 

— La percepción alerta, la comprensión, es un estado de la mente de completo silencio, silencio en el cual no existe opinión, juicio ni evaluación alguna. Es realmente un escuchar desde el silencio. Y es sólo entoces que comprendemos algo en lo cual no está en absoluto envuelto el pensamiento. Esa atención, ese silencio, es un estado de meditación.

 

— Comprender el ahora es un inmenso problema de la meditación —ello es meditación. Comprender el pasado totalmente, ver dónde radica su importancia, ver la naturaleza del tiempo, todo eso forma parte de la meditación.

 

— En la meditación existe una gran belleza. Es una cosa extraordinaria. La meditación, no «cómo meditar».

 

— La meditación es la comprensión de uno mismo y, por lo tanto, significa echar los cimientos del orden —que es virtud— en el cual existe esa cualidad de disciplina que no es represión ni imitación ni control. Una mente así, se halla, entonce, en un estado de meditación.

 

— Meditar implica ver muy claramente, y no es posible ver claramente ni estar por completo involucrado en lo que uno ve, cuando hay un espacio entre el observador y la cosa observada. Cuando no hay pensamiento, cuando no hay información sobre el objeto, cuando no hay agrado ni desagrado sino tan sólo atención completa, entonces el espacio desaparece y, por lo tanto, está uno en relación completa con esa flor, con ese pájaro que vuela, con la nube o con ese rostro.

 

— Es sólo la mente inatenta que ha conocido lo que es estar atenta, la que dice: «¿Puedo estar atenta todo el tiempo?» A lo que uno debe estar atento, pues, es a la inatención. Estar alerta a la inatención, no a cómo mantener la atención. Cuando la mente se da cuenta de la inatención, ya está atenta —no hay que hacer nada más.

 

— La meditación es algo que requiere una formidable base de rectitud, virtud y orden. No se trata de algún estado místico o visionario inducido por el pensamiento, sino de algo que adviene natural y fácilmente cuando uno ha establecido las bases de una recta conducta. Sin tales bases, la meditación se vuelve meramente un escape, una fantasía. De modo que uno ha de asentar esas bases; en realidad, esta misma manera de asentar las bases, es la meditación.

 

— Los meditadores profesionales nos dicen que es necesario ejercer el control. Cuando prestamos atención a la mente, vemos que el pensamiento vaga sin rumbo, por lo que tiramos de él hacia atrás tratando de sujetarlo; entoces el pensamiento vuelve a descarriarse y nosotros volvemos a sujetarlo, Y de ese modo el juego continúa interminablemente. Y si podemos llegar a controlar la mente de manera tan completa que ya no divague en absoluto, entonces —se dice— habremos alcanzado el más extraordinario de los estados. Pero en realidad, es todo lo contrario: no habremos alcanzado absolutamente nada. El control implica resistencia. La concentración es una forma de resistencia que consiste en reducir el pensamiento a un punto en particular. Y cuando la mente se adiestra para concentrarse por completo en una sola cosa, pierde su elasticidad, su sensibilidad, y se vuelve incapaz de captar el campo total de la vida.

 

— El principio de la meditación es el conocimiento de uno mismo, y esto significa darse cuenta de todo movimiento del pensar y del sentir, conocer todas las capas de la conciencia, no sólo las superficiales sino las ocultas, las actividades profundas. Para ello, la mente consciente debe estar serena, calma, a fin de recibir la proyección del inconsciente. La mente superficial sólo puede lograr tranquilidad, paz y serenidad, comprendiendo sus propias actividades, observándolas, dándose cuenta de ellas; cuando la mente se da plena cuenta de todas sus actividades, mediante esa comprensión se queda en silencio espontáneamente; entonces el inconsciente puede proyectarse y aflorar. Cuando la totalidad de la conciencia se ha liberado, sólo entonces está en condiciones de recibir lo eterno.

 

— Entre dos pensamientos hay un periodo de silencio que no está relacionado con el proceso del pensamiento. Si observas, verás que ese período de silencio, ese intervalo, no es de tiempo, y el descubrimiento de ese intervalo, la total experimentación del mismo, te libera del condicionamiento.

 

— La meditación no es un medio para algo. Descubrir en todos los momentos d ela vida cotidiana qué es verdadero y qué es falso, es meditación. La meditación no es algo por cuyo medio escapáis. Algo en lo que conseguís visiones y toda clase de grandes emociones. Mas el vigilar todos los momentos del día, ver cómo opera vuestro pensamiento, ver funcionar el mecanismo de la defensa, ver los temores, las ambiciones, las codicias y envidias, vigilar todo esto, indagarlo todo el tiempo, eso es meditación, o parte de la meditación. No tenéis que acudir a nadie para que os diga qué es meditación o para que os dé un método. Lo puedo descubrir muy sencillamente vigilándome. No me lo tiene que decir otro; lo sé. Queremos llegar muy lejos sin dar el primer paso. Y hallaréis que si dáis el primer paso, ese es el último. No hay otro paso.

 

(Comentarios de Krishnamurti sobre meditación extractados literalmente de sus libros, principalmente de:

—»El estado creativo de la mente», Editorial Kier, 1975, Trad: Pedro Sánchez Hernández, 3ª edición

—»Usted es el mundo, Editorial Edhasa, 1983, Trad: Armando Clavier, 2ª edición

—»La libertad primera y última», Editorial Kairós, 1996, Trad: Fundación Krishnamurti Latinoamericana, 1ª edición)





El objeto de la meditación

 

Si quieres meditar con éxito, primero tienes que entender en qué vas a meditar. La gente medita en toda clase de objetos, usando técnicas muy diferentes. Algunos meditan en sus fantasías. Otros meditan en ciertos centros del cuerpo. Pero si examinas cuidadosamente esas técnicas, verás que ninguna de ellas te puede llevar al Ser. Si quieres alcanzar al Ser, debes meditar en el Ser. Tienes que meditar en el testigo interior. Si no entiendes al testigo, irás en dirección equivocada en tu meditación. La verdad es que cuando la mayoría de la gente medita, no medita en el Ser. Al contrario, persiguen a la mente, tratando de erradicar sus pensamientos. Si un ladrón viniera a tu casa, agarrarías un palo y tratarías de ahuyentarlo. Pero ¿ es ésa la manera de meditar? ¿Qué debes hacer en meditación? ¿Debes perseguir a la mente o meditar en el Ser? Tu verdadera relación no es con la mente, sino con el Ser. Así que entiende lo que es el Ser. Averigua esto: ¿tienes tú que conocer al Ser o el Ser es el conocedor de todo?, ¿tienes tú que meditar en el Ser o el Ser es el que está meditando en ti?

 

El Ser es Conciencia. Resplandece por sí mismo y brilla por su propia luz. Sabe todo lo que pasa en tu interior. Por eso no se pondrá a tu alcance. La mente, el intelecto y el ego sólo pueden actuar porque una pequeña parte de la luz de la Conciencia los ilumina. Así que, ¿cómo pueden estos instrumentos internos mostrarte al Ser? Dios no puede ser concebido por la mente, ya que es Dios quien hace que la mente piense. En la Kena Upánishad hay una afirmación: yan manasa na manute yenahurmano matam, tadeva brama tuam viddhi: “Aquello que no es pensado por la mente, pero por lo cual la mente piensa: conócelo como el Absoluto”.

Hace falta una inteligencia muy sutil para captar esto, pero si lo entiendes, no tendrás que hacer ningún esfuerzo para meditar. Sencillamente te darás cuenta de aquello que está meditando en ti.

Imagina que durante la meditación surge algo en tu interior. Primero, te das cuenta de que hay algo. Luego distingues exactamente lo que es. Lo identificas como un pensamiento bueno o malo, como una imagen o una fantasía. El que te hace consciente de la existencia de ese pensamiento o imagen y de lo que es exactamente no es otro que el Ser, el testigo. El Ser lo ve todo, dentro y fuera, hagas lo que hagas y ocurra lo que ocurra. La verdadera meditación es conocer a ese conocedor.

Así que no trates de imponer condiciones a tu meditación. Simplemente vuelve tu atención hacia dentro y medita en el conocedor que está siempre consciente. No te preocupes si tu mente da vueltas. Tantas nubes van y vienen por el cielo y, sin embargo, el cielo permanece puro; no le afectan las nubes. Del mismo modo, al Ser no le molestan los pensamientos que surgen y se dispersan en la mente. Si puedes, borra tus pensamientos. Si no puedes hacerlo, trata de percibir al testigo de dichos pensamientos. Si enfocas tu atención en ese testigo, los pensamientos se calmarán por sí mismos.

Cuando la mente se libre de pensamientos por completo, la luz del Ser se revelará de manera espontánea. Por eso las escrituras de meditación dicen que el verdadero significado se la meditación es la quietud total de la mente. Sin embargo, no todo el mundo es capaz de aquietar la mente de súbito, por eso los sabios han prescrito diversas técnicas de meditación, según la capacidad del individuo.

Del libro de Muktananda ¿A dónde vas? 

 

 




Consejos para meditar

— La primera lección es sentarse por algún tiempo y dejar a la mente que haga lo que quiera. Todo el tiempo la mente está en un estado como de ebullición. Vosotros simplemente esperáis y vigiláis. Hay que dejar de lado toda argumentación y distracción.

 

— Soltad las riendas; muchos pensamientos odiosos entrarán en la mente. Veréis que cada dia que pasa el vagabundeo de la mente se hace menos violento, que cada dia se va calmando un poco más. Pero debemos practicar pacientemente todos los dias. ¿De qué modo y por cuánto tiempo debe esto practicarse? Es una tremenda labor y no puede ser hecha en un día. Solamente después de años de paciente y constante lucha podemos lograr el resultado.

 

— La meditación debe comenzar con objetos densos y lentamente ascender hasta objetos mas y mas finos, hasta llegar a ser meditación carente de objeto alguno. La mente se ocupará al principio en percibir las causas externas de las sensaciones, luego los movimientos internos y al final, sus propias reacciones. Cuando ha logrado percibir las causas externas de las sensaciones en sí mismas, la mente adquirirá el poder de percibir toda existencia fina material, todos los cuerpos y formas finas. Cuando consigue la percepción de los movimientos internos en si mismos, logrará el control de toda ola mental, en sí mismo o en los demás, aún antes de que se hayan traducido en energía física; y cuando sea capaz de percibir la reacción mental en sí el yogui logrará el conocimiento de todas las cosas, ya que cada objeto sensible y cada pensamiento es el resultado de esta reacción. Entonces habrá visto los verdaderos cimientos en que descansa la mente y la tendrá bajo su perfecto control. Entonces, la gloria del alma, no perturbada por las distracciones de la mente o movimientos del cuerpo, brillará en su plena efulgencia; y el yogui descubrirá en sí mismo lo que es y lo que siempre fue: la esencia del conocimiento, lo inmortal, aquello que lo penetra todo.

 

— El modo más fácil de aprehender la mente es sentarse quieto y permitirle durante un rato que vaya en todas direcciones. Manteneos firmes en la idea: “soy el testigo observando a mi mente yendo de uno a otro lugar; yo no soy la mente”. Luego dejad que piense como si fuera una cosa enteramente distinta de vosotros.

 

— Concebid vuestra mente como un tranquilo lago que se extiende ante vosotros y a los pensamientos que entran y salen como burbujas que surgen y se rompen en su superficie. No hagáis ningún esfuerzo por controlar los pensamientos, pero observadlos y seguidlos con la imaginación cuando se están alejando. Gradualmente irán disminuyendo los círculos. La mente abarca vastos círculos de pensamientos y éstos a su vez se agrandan en círculos mayores, como ocurre cuando tiramos una piedra en la superficie de un estanque. Debemos invertir este proceso y comenzando por el círculo mayor retornar por los mas chicos hasta poder fijar nuestra mente en un punto y mantenerla allí. Manteneos en la idea: “yo no soy la mente; sé que estoy pensando, que estoy observando la acción de mi mente”, y así cada día disminuirá vuestra identificación con pensamientos y sentimientos, hasta que al final podréis separaros completamente de la mente y saber con certeza que ella está separada de vosotros.

 

(Comentarios de Swami Vivekananda sobre meditación extraídos literalmente del libro: Swami Vivekananda, «Raja Yoga”, Editorial Kier, 1973)

 




La autoindagación

 

 

—Quiero ser más iluminado. ¿No he de tratar de efectuar esfuerzo alguno?

Ahora le es imposible estar sin esfuerzo. Cuando usted profundiza, le es imposible hacer esfuerzo.

 

—¿Cuál es la diferencia entre la meditación y el samadhi o la absorción en el yo?

La meditación es iniciada y sostenida por un esfuerzo consciente de la mente. Cuando tal esfuerzo se apacigua enteramente, se llama samadhi.

 

—La meditación es una lucha. Tan pronto usted empieza la meditación, otros pensamientos se apiñan, juntan fuerza y tratan de avasallar al único pensamiento al que usted trata de agarrarse. Este pensamiento deberá gradualmente ganar fuerza mediante práctica repetida. Cuando se fortalezca, los otros pensamientos serán puestos en fuga. Esta es la batalla que continúa siempre en la meditación.

 

—Mientras dura el ego es necesario el esfuerzo. Cuando el ego cesa de existir, las acciones se vuelven espontáneas. Nadie triunfa sin esfuerzo. El control mental no es su derecho de nacimiento. Los pocos que triunfan deben su buen éxito a la perseverancia. El esfuerzo es necesario hasta el estado de Realización. Aún entonces, el Yo ha de volverse evidente espontáneamente; de otro modo, la felicidad no será completa. Hasta ese estado de espontaneidad, deberá haber esfuerzo en una forma u otra.

 

—Es bien sabido y admitido que sólo con la ayuda de la mente, la mente puede ser matada. Pero en vez de ponerme a decir que hay una mente y que yo quiero matarla, usted empieza a buscar su fuente y descubre que ésta no existe. La mente vuelta hacia fuera da por resultado pensamientos y objetos. Vuelta hacia adentro, se convierte en el Yo.

 

—Mediante investigación firme y continua dentro de la naturaleza de la mente, la mente se transforma en Eso a lo cual el “Yo” se refiere; y de hecho eso es el Yo. La mente tiene que depender necesariamente, para su existencia, de algo burdo; nunca subsiste por sí.

 

—Indagar: “¿Quién soy yo que estoy en la esclavitud?” y así conocer la propia naturaleza real es la única Liberación. Mantener la mente constantemente vuelta hacia dentro y permanecer así en el Yo es la única indagación del Yo.

 

—Otros pensamientos surgen violentamente cuando uno intenta la meditación.

Sí, en la meditación surge toda clase de pensamientos; pues lo que esta escondido en usted es sacado fuera. A no ser que surja, ¿cómo podrá ser destruido?. Los pensamientos surjen espontáneamente, pero sólo para ser extinguidos oportunamente, fortaleciendo así a la mente.

 

—A menudo, Bhagaván ha dicho que uno deberá rechazar los otros pensamientos cuando inica la indagación, pero los pensamientos son interminables. Si es rechazado un pensamiento, surge otro y no parece que haya fin.

No digo que usted deba seguir rechazando pensamientos. Si se apega a usted mismo, al pensamiento del “yo”, y su interés le mantiene en ese solo pensamiento, otros pensamientos serán rechazados y desaparecerán automáticamente.

 

—Si “yo” soy siempre, aquí y ahora, ¿porqué no lo siento así?

Usted ya esta realizado. No hay nada más a realizar. Si lo hubiera, la realización sería algo nuevo que no existió aún, pero que iba a producirse en el futuro; pero cuanto nazca, también morirá. Si la realización no es eterna, no es digna de tenerla. Por tanto, lo que buscamos no es algo que deba empezar a existir sino sólo lo que es eterno pero está velado de nosostros por obstrucciones. Todo lo que necesitamos es eliminar la obstrucción. Lo que es eterno no es reconocido como tal debido a la ignorancia. Ignorancia es obstrucción. Líbrese de ella y todo estará bien. Esta ignorancia es idéntica al pensamiento del “yo”. Busque su fuente y desaparecerá.

 

—¿Como se apacigua la mente?

Indagando «¿Quién soy Yo?». El pensamiento «¿quién soy Yo?» destruirá todos los demás pensamientos, y al igual que la estaca utilizada para remover la pira funeraria, también acabará destruyéndose. En ese momento surgirá la Realización del Ser.

 

—¿Cuál es la forma de asirse constantemente al pensamiento «¿Quién soy Yo?»

Cuando surjan pensamientos, no hay que perseguirlos, sino preguntarse: «¿A Quién surgen? No importa cuantos pensamientos aparezcan. En la medida en que lo vayan haciendo, hay que indagar con diligencia, «¿A quién surge este pensamiento?». La respuesta que emergerá, será «A mí». Por consiguiente, si uno se pregunta «¿Quién soy Yo?», la mente se remontará a su origen, y el pensamiento que surgió se aquietará. Mediante una práctica repetida de esta manera, la mente desarrollará la habilidad de permanecer en su origen.

 

—¿No existe ningún otro medio de tranquilizar la mente?

Aparte de la indagación, no existen otros medios adecuados. Si se busca controlar la mente a través de otros medios, parecerá que está controlada, pero se manifestará de nuevo. También por medio del control de la respiración, la mente se tranquilizará, pero sólo mientras dure este control, y cuando se reanude la respiración, la mente también comenzará de nuevo a agitarse y a vagar impulsada por las impresiones residuales. El origen de la mente y la respiración es el mismo. El pensamiento, indudablemente, es la naturaleza de la mente. El pensamiento «Yo» es el primero que surge en la mente, y esto es el ego. Del mismo lugar que se origina el ego, también se origina la mente. De modo que, cuando la mente se tranquiliza, se controla la respiración, y cuando se controla la respiración, se aquieta la mente. La respiración es la forma burda de la mente. Por lo tanto, el ejercicio de controlar la respiración no es más que una ayuda para tranquilizar la mente, no la destruirá.

Al igual que la práctica de control de la respiración, la meditación en las formas de Dios, la repetición de mantras, la restricción en la alimentación, etc., no son más que ayudas para tranquilizar la mente.

 

—Las impresiones residuales (pensamientos) de los objetos aparecen como las olas del mar. ¿Cuando se destruirán todas ellas?

Según se va haciendo cada vez más elevada la Indagación del Ser, los pensamientos quedan destruidos.

 

—¿Cuál es la naturaleza del Ser?

Lo que realmente existe, es sólo el Ser. El mundo, el alma individual y Dios, son apariencias en él. El Ser es aquello donde no aparece absolutamente ningún pensamiento «Yo». Eso se denomina «Silencio». El Ser mismo es el mundo; el Ser mismo es el «Yo»; el Ser mismo es Dios; todo es el Ser.

 

—¿Qué se entiende por dhyana (meditación)?

Es morar como el propio Ser de uno sin desviarse en forma alguna de la propia naturaleza y sin tener la idea de que se está meditando. Como en esta condición la persona no está en absoluto consciente de los diferentes estados (vigilia, sueño, etc.), el sueño (perceptible) aquí también se considera como dhyana.

 

—¿Cuáles son los factores que hay que tener en cuenta en dhyana?

Es importante que aquel que se establece en su Ser (atma nishta), trate de evitar desviarse en lo más mínimo de este estado de absorción. Si se desvía de su verdadera naturaleza, puede ver ante sí resplandores brillantes, etc., oír sonidos (inusuales) o aceptar como reales las visiones de dioses que aparecen dentro o fuera de él. No debe dejarse engañar por esto, y tiene que olvidarse a sí mismo.

 

—¿Cuáles son las reglas de conducta que debe seguir un aspirante espiritual?

Moderación en el alimento, en el sueño y en el habla.

 

—¿Durante cuánto tiempo hay que practicar?

Hasta que la mente alcance, sin esfuerzo, su estado natural de libertad conceptual, es decir, hasta que deje de existir el concepto de «Yo» y «mío».

 

(Comentarios de Ramana Maharshi sobre la autoinvestigación extractados literalmente de los libros:

—Arthur Osborne, «Las Enseñanzas de Bhagavan Sri Ramana Maharshi en Sus Propias Palabras”, Editorial Kier, 1978, Trad: Hector V. Morel, 1ª edición

—»¿Quién Soy Yo? – Nan yar? Las Enseñanzas de Bhagavan Sri Ramana Maharshi”, Trad: Dr. T. M. P. Mahadevan

—“Instrucción Espiritual de Bhagavan Sri Ramana Maharshi”, Trad. Revisada Publicada por V.S. Ramanan, 1974, 8ª edición)

 

 

 

 




Meditación, la primera y última libertad

¿QUE ES LA MEDITACION?

PRESENCIAR, EL ESPIRITU DE LA MEDITACION

Meditación es aventura, la aventura más grande que pueda emprender la mente humana. Meditación es ser, simplemente, sin hacer nada -sin acción, sin pensamiento, sin emoción. Simplemente, sos y es un deleite puro. ¿De dónde viene este deleite cuando no estás haciendo nada?

No viene de ninguna parte, o viene de todas partes. Es sin causa, porque la existencia esta hecha de una sustancia llamada deleite.

Cuando no estás haciendo nada en absoluto -corporalmente, mentalmente, ni a ningún nivel, cuando paró toda actividad y solamente sos, eso es meditación. No podés hacerlo, no podés practicarlo, solamente tenés que entenderlo.

Siempre que puedas encontrar un tiempo para ser, simplemente, dejá el hacer. Pensar también es hacer, concentrarse también es hacer, contemplar también es hacer. Incluso si por un momento dejás de hacer y solamente te quedás en tu centro, totalmente relajado, eso es meditación. Y una vez que le hayas encontrado el truco, podés quedarte en ese estado todo el tiempo que quieras; al final, vas a poder quedarte en ese estado las 24 horas.

Una vez que te des cuenta la forma en que tu ser puede quedarse imperturbable, entonces de a poco, podés empezar a hacer cosas, manteniéndote alerta de que tu ser no se agite. Esa es la segunda parte de la meditación; primero, aprender a ser, y después aprender con pequeñas actividades; limpiando el piso, dándote una ducha, pero manteniéndote centrado. Después, podés hacer cosas más complicadas.

Por ejemplo, ahora te estoy hablando, pero mi meditación no se perturba. Puedo seguir hablando, pero en mi centro no corre siquiera una brisa; hay silencio nada más…Silencio absoluto.

Entonces la meditación no está en contra de la acción. No es que te tengas que escapar de la vida. Solamente te enseña una nueva forma de vida: Te volvés el centro del ciclón.

Tu vida sigue, sigue realmente con mayor intensidad, con más alegría, con más claridad, con más visión, con más creatividad -sin embargo, estás más distanciado, sos solamente un vigía en la cima, observando todo lo que pasa a tu alrededor; no sos el que hace, sos el que observa.

Ese es todo el secreto de la meditación, que te convertís en el observador.

El hacer sigue en su propio nivel, no hay problema: Cortando leña o sacando agua del pozo. Podés hacer cosas pequeñas o grandes; lo único que no se permite es que pierdas tu centro.

Esa conciencia, esa observación, se tiene que mantener absolutamente clara, sin nubes, sin perturbación.

En el judaísmo hay una escuela rebelde de misterio que se llama Hassidismo. Su fundador, Baal Shem, era un ser extraño. A media noche volvía del río. Esa era su rutina, porque en el río, de noche, había una calma y quietud absolutas. Se solía sentar ahí, sin hacer nada -solamente observando su propio ser; observando al observador. Esa noche, cuando volvía, pasó por la casa de un hombre rico y el vigilante estaba de pie frente a la puerta. El vigilante estaba intrigado porque cada noche, exactamente a la misma hora, volvía este hombre. Salió y le dijo:

-“Perdone la interrupción, pero ya no puedo contener mi curiosidad. Me persigue la intriga noche y día. ¿A qué se dedica?, ¿Para qué va al río? Lo seguí muchas veces y no hay nada; lo único que hace es sentarse ahí horas y horas, y después vuelve a media noche.”

Baal Shem le contestó:

-“Ya sé que me seguiste varias veces, porque la noche es tan silenciosa, que pude oír tus pasos. Y sé que todos los días te escondés atrás del portón. Pero no solo vos sentís curiosidad por mí, yo también siento curiosidad por vos ¿A qué te dedicás?” El guardián le contesto:

-“¿A qué me dedico? Soy un simple vigilante”

Entonces Baal Shem le dijo:

-“¡Dios mío, me diste la palabra clave!, ¡Mi ocupación es esa también!”

El guardián dijo:

-“Pero, no entiendo; si es un vigilante tendría que estar vigilando alguna casa, algún palacio. ¿Que está vigilando sentado ahí en la arena?”

Baal Shem le contestó:

-“Hay una pequeña diferencia: vos vigilás que nadie de afuera entre al palacio; yo simplemente vigilo a este vigilante. ¿Quién es este vigilante? Ese es el esfuerzo de toda mi vida; me vigilo a mí mismo.”

El guardián le dijo:

-“Pero ese es un trabajo muy raro. ¿Quién le va a pagar?”

Y él respondió:

– “¡La felicidad es tanta, el goce es tan grande, es una bendición tan inmensa que es una recompensa en sí misma! Un solo momento y todas las riquezas del mundo no son nada en comparación.”

El vigilante dijo:

-“Eso es muy raro…yo me pasé la vida vigilando y jamás me topé con una experiencia tan hermosa. Mañana a la noche lo voy a acompañar; quiero que me enseñe, porque yo sé cómo vigilar pero parece que se hace en otra dirección. Usted mira hacia una dirección diferente.»

Hay un solo paso y ese paso tiene que ver con la dirección, con la dimensión. Podemos enfocar tanto hacia afuera como cerrar los ojos al exterior y dejar que toda nuestra conciencia se centre en nuestro interior y vas a darte cuenta porque vos sos el que conoce, vos sos conciencia. Nunca la perdiste, solamente dejaste que se enredara en mil y una cosas. Sacá tu conciencia de todo lo demás y dejála descansar adentro tuyo.

Entonces, llegás a casa.

El núcleo esencial, el espíritu de la meditación, es aprender a presenciar.

Por ejemplo: hay un cuervo graznando. Vos estás escuchando. Son dos: Objeto y sujeto; pero, ¿No podés ver un observador que está viendo a ambos? -El cuervo, el que escucha y todavía hay alguien más que está observando a ambos. Es un fenómeno tan simple.

Estás viendo un árbol; vos estás ahí y el árbol está ahí; pero, ¿No podés encontrar algo más? -Que vos estás viendo al árbol y que hay un espectador en vos que está viendo que vos estás viendo al árbol.-

Observar es meditación. No importa lo que observes. Podés observar los árboles; podés observar el río; podés observar las nubes; podés observar cómo juegan los niños; observar es meditación. No importa lo que observes; no importa el objeto; la cualidad de observar, la cualidad de ser conciente y estar alerta es meitación.

Acordáte de algo: Meditación significa conciencia y cualquier cosa que hagas con conciencia, es meditación. No importa la acción sino la cualidad que traés a tu acción. Caminar puede ser una meditación si caminás estando alerta. Sentarte puede ser una meditación si te sentás estando alerta. Escuchar a los pájaros puede ser una meditación, si escuchás con conciencia. Hasta escuchar el ruido interno de tu mente puede ser una meditación si permanecés alerta y vigilante.

Todo se resume así: Uno no debería actuar inconscientemente. Entonces, cualquier cosa que hagas es meditación.

El primer paso a la conciencia es ser muy conciente de tu cuerpo. Muy de a poco, uno se vuelve más conciente de cada gesto, de cada movimiento. Y al hacerte más conciente se da un milagro: Muchas cosas que antes solías hacer desaparecen; tu cuerpo se relaja más, se hace más armónico, prevalece una paz profunda, pulsa una música sutil.

Después empezá a tomar conciencia de tus pensamientos; con los pensamientos tenés que hacer lo mismo. Son más sutiles que el cuerpo y por supuesto también más peligrosos. Y cuando te hagas conciente de tus pensamientos, vas a sorprenderte de lo que pasa adentro tuyo. Si escribís lo que pasa en tu mente, en cualquier momento, vas a llevarte una sorpresa. No vas a poder creer que esto pase adentro tuyo. Después de diez minutos, leélo: ¡Vas a ver una mente loca adentro tuyo! Como no somos conscientes, toda esta locura sigue actuando como una corriente subterránea que afecta todo lo que hacés y también lo que no hacés; lo afecta todo…¡Y la suma total va a ser tu vida!

Entonces, hay que cambiar a este demente. Y el milagro de la conciencia es que no necesitás hacer nada excepto estar conciente.

El fenómeno mismo de observarlo lo cambia; de a poco, el loco desaparece; de a poco, los pensamientos empiezan a tener cierto ritmo; desaparece el caos, se vuelven más un cosmos…Y otra vez, prevalece una paz más profunda. Y cuando tu cuerpo y tu mente están en paz, vas a ver que también están sincronizados entre sí, que existe un puente; ya no corren más en distintas direcciones, ya no cabalgan en caballos diferentes; por primera vez hay armonía y esa armonía te ayuda inmensamente a trabajar en el tercer escalón, -que es tomar conciencia de tus sentimientos, emociones y estados de ánimo.

Esta es la capa más sutil y la más difícil. Pero si podés ser conciente de tus pensamientos, es solamente un paso más.

Se necesita una conciencia un poco más intensa para poder reflejar tus estados de ánimo, tus emociones y tus sentimientos. Cuando ya sos conciente de todo eso, los tres se amalgaman en un solo fenómeno, y cuando estos tres son uno -funcionando juntos perfectamente, en armonía, podés sentir la música de los tres; se convierten en una orquesta -y entonces se da el cuarto, pero a este no podés hacerlo, se dá solo; es un regalo del todo, es un premio para quienes dieron los primeros tres.

Y el cuarto, es el último estado de conciencia que nos hace iluminados. Uno se hace conciente de su propia conciencia -Ese es el cuarto. Eso hace que uno sea un Buddha, el que despertó; y únicamente en ese despertar, uno llega a saber qué es el goce supremo. El cuerpo conoce el placer, la mente conoce la felicidad, el corazón la alegría, el cuarto conoce la bienaventuranza, el goce supremo. Este goce supremo es la meta de Sannyas, de ser un buscador de la verdad y el camino hacia él es la conciencia.

Lo más importante es que estés alerta, que no te olvides de mirar, que estés observando…observando…observando…y, de a poco, cuando el observador se hace más sólido, estable, concreto y sin distracción, viene una transformación. Las cosas que estabas observando desaparecen; por primera vez, el observador mismo llega a ser el observado. Ya llegaste a casa.

 

EL FLORECIMIENTO DE LA MEDITACION

La meditación no es un método hindú; no es solo una técnica. No la podés aprender, es un desarrollo: un desarrollo de tu vivencia total, el resultado de vivir en forma total.

La meditación no puede añadirse a vos así como estás; no se te puede agregar; puede llegar a vos únicamente por medio de una transformación básica, de una mutación. Es un florecimiento, un crecimiento. El crecimiento siempre es de la totalidad; no es una suma. Así como el amor no se te puede agregar sino que crece de vos, de tu totalidad, vos tenés que crecer hacia la meditación.

 

EL GRAN SILENCIO

En general, el silencio se entiende como algo negativo, algo vacío, una ausencia de sonidos, de ruidos. Este malentendido prevalece porque muy pocas personas experimentaron el silencio realmente.

Lo único que experimentaron en nombre del silencio es la ausencia de ruidos. Pero el silencio es un fenómeno totalmente diferente. Es absolutamente positivo. Es existencial, no está vacío; lo desborda una música que nunca escuchaste, con una fragancia que no te es familiar, con una luz que solamente puede verse con los ojos internos.

No es algo ficticio; es una realidad y una realidad que ya está presente en todos, lo que pasa es que nunca miramos para adentro. Tu mundo interno tiene su propio sabor, su propia fragancia, su propia luz. Y es absolutamente silencioso…inmensamente silencioso, eternamente silencioso.

Nunca hubo un ruido ni nunca lo va a haber. No hay palabra que pueda llegar hasta ahí; pero vos sí podés llegar.

El propio centro de tu ser es el centro del ciclón. Lo que pase a su alrededor no lo afecta. Es silencio eterno. Los días van y vienen, los años van y vienen, los siglos van y vienen, las vidas van y vienen, pero el silencio eterno de tu ser sigue siendo el mismo, la misma música sin sonido, la misma fragancia a divinidad, la misma trascendencia de todo lo mortal, de todo lo momentáneo.

No es tu silencio; vos sos ese silencio.

No es algo que vos poseés; vos estás poseído por eso y esa es su grandiosidad… Ni siquiera vos estás, porque incluso tu presencia sería una perturbación.

El silencio es tan profundo, que no hay nadie, ni siquiera vos. Y este vacío trae verdad, amor y miles de otras bendiciones.

 

CRECIENDO EN SENSIBILIDAD

La meditación va a darte sensibilidad, una gran sensación de pertenecer al mundo. El mundo es nuestro -las estrellas son nuestras y no somos extraños acá; pertenecemos a la existencia intrínsecamente; somos parte de ella, somos su corazón.

Te volvés tan sensible que hasta la hoja más pequeña de hierba tiene una importancia inmensa para vos. Tu sensibilidad te hace ver con claridad que esta hojita de pasto es tan importante para la existencia como la estrella más grande; sin esta hojita la existencia sería menos de lo que es. esta hojita de hierba es única, es irremplazable, tiene su propia individualidad.

Y esta sensibilidad va a crearte nuevas amistades: amistad con los árboles, con los pájaros, con los animales, con las montañas, con los ríos, con los océanos y con las estrellas…La vida se enriquece a medida que crece el amor, a medida que crece la amistad.

 

EL AMOR, LA FRAGANCIA DE LA MEDITACION

Si meditás, tarde o temprano, vas a encontrarte con el amor. Si meditás profundamente, tarde o temprano, vas a empezar a sentir un amor tremendo que emana de vos que jamás habías conocido -una nueva cualidad de tu ser, una nueva puerta que se abre. Te convertiste en una nueva llama y ahora lo querés compartir.

Si amás profundamente, de a poco, vas a darte cuenta de que tu amor se vuelve más y más meditativo. Una cualidad sutil de silencio está entrando en vos. Los pensamientos van desapareciendo, van surgiendo espacios…¡Silencios! Estás tocando tu propia profundidad…

El amor te hace meditativo si está en la dirección justa. La meditación te hace amoroso si está en la dirección justa.

Querés un amor que nazca de la meditación, no de la mente. Ese es el amor del que hablo continuamente.

Millones de parejas en todo el mundo viven “como si” hubiera amor. Viven en un mundo de “como si”…por supuesto, ¿Cómo van a estar contentos? Si están drenados de toda energía. Tratan de conseguir algo de un amor que es falso y que no puede cumplir con lo que prometió. Por eso la frustración, por eso el aburrimiento continuo, las quejas constantes, las peleas entre los amantes.

Las parejas tratan de alcanzar algo imposible: hacer que su relación amorosa sea eterna y eso no puede ser. Surgió de la mente y la mente no puede darte ningún vislumbre de lo eterno…

Primero, entrá en la meditación, porque el amor va a surgir de la meditación -es la fragancia de la meditación…la meditación es la flor, el loto de los mil pétalos. Dejá que se abra, dejá que te ayude a desplazar en la dimensión de lo vertical, de la no-mente, del no-tiempo y, de repente, vas a ver que la fragancia está ahí. Entonces, es eterna…entonces, es incondicional…entonces, ni siquiera está dirigido a alguien en particular. No puede estar dirigido a nadie en particular. No es una relación, es más bien una cualidad que te rodea. No tiene nada que ver con lo otro. Vos sos amoroso, vos sos el amor; entonces, es eterno. Es tu fragancia…Existió alrededor de un Buddha, alrededor de un Jesús…es una clase de amor totalmente diferente; es cualitativamente diferente…

 

COMPASIÓN

Buda definió a la compasión como “amor más meditación”. Cuando tu amor no es solamente un deseo por el otro, cuando tu amor no es solamente una necesidad, cuando tu amor es un compartir, cuando tu amor no es el de un mendigo sino el de un emperador, cuando tu amor no pide nada a cambio y está dispuesto a dar solamente -a dar por la pura alegría de dar- , entonces, agregále meditación y se libera la fragancia pura, se libera el esplendor cautivo…eso es compasión…La compasión es el fenómeno más elevado. El sexo es animal, el amor es humano, la compasión es divina. El sexo es físico, el amor es psicológico, la compasión es espiritual…

 

ALEGRIA PERMANENTE SIN NINGUN MOTIVO

De repente te sentís feliz, sin ningún motivo en absoluto…

En la vida común, te ponés contento si hay algún motivo. Conocés una mujer hermosa y te alegrás o conseguís el dinero que deseabas y te alegrás. Comprás una casa con un jardín precioso y te ponés contento…Pero estas alegrías no pueden durar mucho. Son momentáneas…No pueden permanecer continua e ininterrumpidamente…Si tu alegría es causada por algo, va a desaparecer, va a ser momentánea; al rato va a dejarte con una tristeza profunda…Pero hay una clase de alegría totalmente distinta que es un signo de confirmación: de pronto, estás contento sin ningún motivo…no podés precisar porqué…si alguien te pregunta:

“¿Por qué estás tan contento…?”

No podrías responder; yo no puedo responder porqué soy feliz…

No hay una razón…simplemente es así. Esta alegría es imposible perturbarla. Ahora, pase lo que pase, va a continuar…Está ahí, día tras día…podés ser joven o viejo, podés estar vivo o podés estar muriéndote, pero está siempre ahí…Cuando encontraste una alegría permanente, las circunstancias cambian, pero ella persiste -entonces, de verdad, te estás acercando al estado búdico…

 

INTELIGENCIA: LA HABILIDAD DE RESPONDER

Inteligencia significa simplemente habilidad para responder. Porque la vida es un fluir…tenés que estar alerta y ver qué se requiere de vos, cuál es el reto de la situación. La persona inteligente actúa de acuerdo a la situación y el estúpido actúa de acuerdo a respuestas confeccionadas…Vengan de Buddha, de Khrisna o de

Cristo, no importa. El estúpido siempre tiene las escrituras a mano; tiene miedo de depender de sí mismo.

La persona inteligente depende de su propia intuición; confía en su propio ser. Se ama y se respeta. La persona no inteligente solamente respeta a otros…

La inteligencia puede redescubrirse. El único método para redescubrirla es la meditación. La meditación hace una sola cosa: destruye todas las barreras que creó la sociedad para impedirte que seas inteligente.

Quita los bloqueos. Su función es negativa: quitar las rocas que no dejan que fluyan tus aguas, que se aviven tus manantiales…

Todos tenemos un gran potencial, pero la sociedad puso grandes rocas para impedir su realización. Creó Murallas Chinas alrededor tuyo; te aprisionó…

Inteligencia es salir de todas las prisiones -y nunca más volver a entrar en otra…La inteligencia puede descubrirse por medio de la meditación, porque todas esas prisiones existen en tu mente; por suerte, no pueden llegar a tu ser…no pueden contaminar tu ser…nada más pueden contaminar tu mente -pueden cubrirla…

Si podés salir de tu mente, vas a salir del cristianismo, del hinduismo, del jainaísmo, del budismo y de toda clase de basura.

Podés terminar con eso definitivamente.

Y cuando te encontrás afuera de la mente, mirándola, siendo conciente de ella, siendo solamente un espectador, sos inteligente. Se descubre tu inteligencia; desechaste lo que hizo con vos la sociedad; destruiste el daño; destruiste la conspiración de los políticos y los curas; saliste de eso, sos un hombre libre…Es más, sos un hombre libre de verdad por primera vez…un hombre auténtico. Ahora todo el cielo es tuyo. La inteligencia trae libertad; la inteligencia trae espontaneidad.

 

SOLEDAD: TU PROPIA NATURALEZA

La soledad es una flor, un loto abriéndose en tu corazón… la soledad es positiva, la soledad es salud. Es el goce de ser vos mismo. Es la alegría de tener tu propio espacio.

Meditación significa: éxtasis de estar solo. Uno está realmente vivo cuando llegó a ser capaz de estar en soledad, cuando ya no depende más de nadie, ni de ninguna situación ni condición y como la soledad es nuestra, puede quedarse mañana, tarde, día o noche; en la juventud o en la vejez; cuando estamos sanos o enfermos; en la vida y en la muerte también puede estar presente porque no es algo que te pasa desde afuera, es algo que emana de vos, es tu verdadera naturaleza, tu propia naturaleza…

Un viaje a nuestro interior es un viaje hacia la soledad absoluta; ahí no podés llevarte a nadie con vos; no podés compartir tu centro con nadie, ni siquiera con tu pareja…no es parte de su naturaleza y no hay nada que hacerle. Desde el momento que entrás en tu interior, se rompen todas las conexiones con el mundo externo, se rompen todos los puentes. En realidad, desaparece el mundo entero…

Por eso los místicos llamaban al mundo “maya”, ilusorio… no es que no exista, pero para el meditador, el que va hacia adentro, es casi como si el mundo no existiera. El silencio es tan profundo que ningún ruido lo penetra; la soledad es tan profunda que se necesitan agallas. Pero de esa soledad explosiona el éxtasis…de esa soledad -la experiencia de Dios…no hay otra forma; nunca la hubo y nunca la va a haber. Celebrá la soledad, festejá tu espacio puro y va a surgir una gran melodía de tu corazón…y va a ser una canción de conciencia, va a ser una canción de meditación…va a ser el cantar de un pájaro solitario llamando a la distancia -no llamando a alguien en particular, sino simplemente llamando, porque su corazón está lleno y quiere llamar, porque la nube está llena y quiere llover, porque la flor está colmada, se abren sus pétalos y se libera su fragancia sin estar dirigida a nadie…Dejá que tu soledad se transforme en una danza…

 

TU VERDADERO SER

La meditación es nada más que un artificio para que tomes conciencia de tu verdadero ser -el que vos no creaste, el que no necesita que vos lo crees, el que ya sos; nacés con él…¡lo sos! Necesita que lo descubras.

Si no se puede, o si la sociedad no deja que esto pase -y ninguna sociedad deja que esto pase, porque el ser real es peligroso; peligroso para la iglesia establecida, para el estado, para la muchedumbre, para las tradiciones; porque una vez que el hombre conoce su verdadero ser, se convierte en un individuo; ya no forma parte de la psicología de masas; no va a ser supersticioso y no va a poder ser explotado. No va a poder ser manejado como el ganado, no le van a poder ordenar ni mandar; va a vivir de acuerdo a su propia luz; va a vivir desde su propia interioridad. Su vida va a tener una belleza enorme, integridad…Pero ese es el miedo de la sociedad. Las personas integradas se convierten en individuos y la sociedad no quiere que seas un individuo. En lugar de la individualidad te enseña la personalidad. La palabra “personalidad” tiene que ser entendida: viene de la raíz persona que quiere decir máscara. La sociedad te da una idea falsa de quien sos, te da solamente un juguete y vos seguís aferrándote al juguete toda tu vida.

Por lo que veo, casi todo el mundo está desubicado. La persona que pudo haber sido un doctor tremendamente feliz, es pintor y la persona que pudo haber sido un pintor tremendamente feliz, es doctor…nadie parece estar en el lugar que le corresponde, por eso está en semejante lío la sociedad…

La persona es dirigida por otros, no por su propia intuición. La meditación va a ayudarte a desarrollar tu propia facultad intuitiva. Se te hace muy claro qué va a satisfacerte, qué va a ayudarte a florecer y, sea lo que sea, va a ser algo diferente para cada individuo. La palabra “individuo” significa eso: cada uno es único, y buscar y explorar tu unicidad es una gran emoción, una gran aventura…

 

METODOS Y MEDITACION. LAS TECNICAS SON UTILES

Las técnicas son útiles porque son científicas. Te evitan andar errando innecesariamente, de andar a tientas sin sentido; si no conocés ninguna técnica va a llevarte mucho tiempo.

Con un Maestro y técnicas científicas, podés ahorrarte mucho tiempo, aprovechar oportunidades y energía. Y, aveces, en unos cuantos segundos podés crecer tanto que ni en varias vidas lo habrías podido lograr…Si se usa la técnica acertada, el crecimiento es explosivo. Y estas técnicas se usaron en miles de años de experimentos. No las creó un solo hombre; las crearon muchos, muchos buscadores y acá se da la esencia solamente. Vas a llegar a la meta porque la energía vital adentro tuyo se va a mover. A no ser que llegue el punto donde no sea posible ningún movimiento, se va a mover hasta la cumbre más elevada. Y por eso uno sigue naciendo una y otra vez.

Si lo intentás por tu cuenta vas a llegar pero vas a tener que viajar muy, muy lejos y el viaje va a ser muy tedioso y aburrido…

Todas las técnicas pueden ser útiles, pero no son exactamente la meditación; son un andar a tientas en la oscuridad. De repente, un día, haciendo algo, te convertís en el espectador. Haciendo una meditación como la dinámica, la kundalini o la whirling. De repente, un día la meditación va a seguir pero vos no vas a estar identificado. Vas a estar atrás silenciosamente, lo vas a observar. Ese día sucedió la meditación; ese día la técnica ya no es un obstáculo, ya no es una ayuda. Podés disfrutarla si te gusta, como un ejercicio; te da cierta vitalidad…

Meditación es presenciar. Meditar significa volverse un espectador.

¡La meditación no es una técnica en absoluto!

Esto va a resultarte muy confuso porque yo te voy dando técnicas. En última instancia, la meditación no es una técnica; la meditación es una comprensión, es conciencia. Pero necesitás técnicas porque esa comprensión final está muy lejos tuyo. En este preciso momento la podés tener, pero no la vas a tener porque tu mente sigue. Este preciso momento es posible y sin embargo, imposible…

Las técnicas van a tender un puente sobre la brecha; están solamente para tender un puente sobre la brecha.

Entonces, al principio, las técnicas son meditaciones. Al final, vas a reirte: las técnicas no son la meditación. La meditación es una cualidad de ser totalmente distinta…No tiene nada que ver con nada. Pero va a pasar recién al final; no pienses al principio que ya pasó porque sino la brecha no se va a poder unir.

 

EMIPEZA CON ESFUERZO

Las técnicas de meditación son acciones porque se te aconseja que hagas algo. Incluso meditar es hacer algo; incluso sentarse en silencio es hacer algo; incluso no hacer nada es una forma de hacer. Entonces, en un sentido superficial, todas las técnicas de meditación son acciones, pero en un sentido más profundo, no, porque si tenés éxito, el hacer desaparece. Solamente al principio parece ser un esfuerzo. Si te sale bien, el esfuerzo desaparece y toda la cosa se vuelve algo espontáneo y sin esfuerzo. Entonces no se requiere ningún esfuerzo de tu parte: llega a ser algo así como la respiración; está ahí. Pero al principio va a haber esfuerzo porque la mente no puede hacer otra cosa que esfuerzo. Si le decís que no haga esfuerzos, todo eso le va a parecer absurdo.

En el Zen, donde se pone mucho énfasis en lo “sin esfuerzo”, los maestros le dicen a los discípulos:

“Solamente sentáte… no hagas nada”.

Y el discípulo lo intenta. Por supuesto, ¿Qué otra cosa podés hacer excepto intentar? Al principio va a tener que haber esfuerzo. El “hacer” va a estar ahí, pero solamente al principio como un mal necesario.

Tenés que acordarte constantemente de que tenés que ir más allá. Tiene que llegar el momento en que no hagas nada por la meditación; simplemente siendo y sucede, simplemente sentado o parado y ocurre. Sin hacer nada, solamente siendo conciente, pasa…

Todas estas técnicas están nada más que para ayudarte a llegar a un momento “sin esfuerzo”.

La transformación interna, la comprensión interna no puede suceder mediante el esfuerzo porque el esfuerzo es una especie de tensión. Con esfuerzo no podés relajarte del todo; el esfuerzo se va a volver una barrera.

Teniendo esto presente como antecedente, aunque hagas esfuerzo, de a poco vas a ser capaz de abandonarlo también…

 

SON METODOS SIMPLES

Cada uno de los métodos que vamos a discutir acá lo dio alguien que arribó.

Acordáte de esto: van a parecerte demasiado simples. Y lo son.

Para nuestras mentes, las cosas que son muy fáciles no son atractivas. Porque si las técnicas son tan simples y la morada tan cercana, si ya estás en ella y está tan cerca el hogar, vos mismo vas a verte ridículo.

Entonces, ¿Por qué es tan alusivo? En vez de sentir lo ridículo de tu propio ego vas a pensar que esos métodos tan simples no pueden ser útiles. Ese es el engaño. Tu mente va a decirte que esos métodos tan sencillos no pueden ser útiles -que son tan simples que no pueden lograr nada…

– “Para llegar a la Existencia Divina, para alcanzar lo Absoluto y lo Supremo… ¿Cómo van a poder usarse métodos tan simples…?”

Tu ego va a decirte que no pueden ser útiles.

Acordáte una cosa: el ego siempre se interesa por lo difícil, porque cuando algo es difícil hay un reto; si podés vencer la dificultad, tu ego se va a sentir satisfecho. El ego nunca se siente atraído hacia algo simple -¡Nunca! Si le querés dar un reto a tu ego vas a tener que ingeniarte algo difícil. Si es algo simple no hay atractivo porque incluso si lo conquistás no va a haber satisfacción del ego…primero que no había nada que conquistar; la cosa era tan simple…El ego pide dificultades -algún obstáculo para sortear, alguna cima para conquistar…y cuanto más difícil sea la cima, más tranquilo se va a sentir tu ego. Como estas técnicas son tan fáciles, no van a tener ningún atractivo para tu mente. Acordáte: todo lo que atraiga a tu ego no puede ayudarte en tu crecimiento espiritual.

Estas técnicas son tan fáciles que podés alcanzar todo lo que le es posible a la conciencia humana, en cualquier momento que decidas alcanzarlo…

 

PRIMERO, ENTIENDE LA TÉCNICA

Escuché una historia sobre un doctor anciano. Un día su ayudante lo llamó por teléfono porque tenía un gran problema: su paciente se iba a morir atragantado; tenía una bola de billar atascada en la garganta y el ayudante estaba perdido sin saber qué hacer. Entonces, le preguntó al doctor anciano:

– “¿Qué tengo que hacer ahora?”

El doctor le dijo:

-“Hacéle cosquillas con una pluma.”

Al rato, llama el asistente muy contento y le dice:

-“¡Tu tratamiento fue maravilloso! El paciente se empezó a reir y escupió la bola… pero, decime: ¿dónde aprendiste esa técnica tan notable?”

El doctor le dijo:

-“Acabo de inventarla. Mi lema siempre fue: ‘cuando no sepas qué hacer, hacé algo…’”.

Pero esto no va a servir con la meditación. Si no sabés qué hacer, no hagas nada. La mente es muy intrincada, compleja, delicada. Si no sabés qué hacer es mejor no hacer nada, porque cualquier cosa que hagas sin saber, va a crear más complicaciones que las que podés llegar a resolver. Hasta puede resultar fatal, hasta puede resultar suicida si no sabés nada de la mente -y la verdad es que no sabés nada de ella…-

Mente es una palabra nada más. Vos no conocés su complejidad. La mente es la cosa más compleja que existe; no hay nada que se le compare…y también es la más delicada; podés destruirla, podés hacer algo que después no se pueda deshacer…

Estas técnicas se basan en un conocimiento muy profundo, en un encuentro muy profundo con la mente humana. Cada técnica se basa en una larga experimentación. Así que acordate de esto: no hagas nada por tu cuenta y no mezcles dos técnicas porque funcionan de diferente manera, sus bases son diferentes. Llevan al mismo fin pero como medios son totalmente diferentes. A veces, incluso pueden ser diametralmente opuestas…¡entonces no mezcles dos técnicas! En realidad, no mezcles nada; usa la técnica tal cual se te dá.

No la cambies ni la mejores -porque igual no la podés mejorar y cualquier cambio que hagas va a ser fatal. Y antes de empezar a practicar una técnica, estáte completamente alerta de que la entendiste; si te sentís confundido y no sabés realmente cómo es la técnica, es mejor no hacerla, porque cada técnica está para producir una revolución en vos.

Primero tratá de entender la técnica en la forma absolutamente correcta. Cuando la entiendas, recién entonces, probála. Y no apliques el lema del doctor anciano de hacer algo cuando no sepas que hacer; no, no hagas nada; no hacer nada va a ser más beneficioso.

 

SI UN MÉTODO ENCAJA, ESTÁ BIEN

En realidad, cuando pruebes el método apropiado vas a notar que encaja inmediatamente, por eso te voy a ir hablando de métodos todos los días. Vos probálos, jugá con ellos: andá a casa y probá. Cuando encuentres el método apropiado, va a encajar solo; explota algo adentro tuyo y sabés que:

‘Este es el método apropiado para mí’.

Pero se necesita esfuerzo, y puede ser que te sorprendas cuando, un día, de repente, te posea un método a vos.

Observé que mientras jugás tu mente está más abierta; cuando estás serio tu mente no está tan abierta, se cierra; entonces, jugá, no seas demasiado serio…jugá simplemente. Y estos métodos son fáciles, podés jugar con ellos fácilmente.

Tomá un método: jugá con él por tres días como mínimo; si te da cierto sentimiento de afinidad, si te da cierta sensación de bienestar, si te da cierta sensación de que es para vos, entonces sí, se serio con él; olvidáte de los otros; no juegues más con los otros métodos. Seguí con él por tres meses por lo menos.

¡Los milagros son posibles! Lo único que necesitás es encontrar tu técnica. Si la técnica no es para vos, entonces no pasa nada. Podés seguir con ella durante vidas pero no va a pasar nada. Si el método es para vos, tres minutos nada más son suficientes.

 

CUÁNDO DEJAR EL MÉTODO

Todos los grandes Maestros dicen:

“Un día tendrás que dejar el método…”

Y, cuanto antes lo hagas, mejor. En el momento en que arribes, en el momento en que la conciencia se libere en vos, dejá el método inmediatamente.

Buddha solía contar una historia una y otra vez: cinco idiotas pasaban por un pueblo. Al verlos, la gente se sorprendía porque cargaban un bote sobre sus cabezas. El bote era tan grande que casi se estaban muriendo bajo su peso; y la gente les preguntaba:

-“¿Qué están haciendo?”

Ellos decían:

-“No podemos dejar este bote… Este es el bote que nos ayudó a cruzar de la otra orilla a ésta, ¿cómo lo vamos a dejar? Gracias a él estamos acá, sin él nos habríamos muerto en la otra orilla… Se hacía de noche, había animales salvajes y era absolutamente seguro que, antes del amanecer nos habríamos muerto. Nunca vamos a dejar este bote. Le vamos a quedar eternamente agradecidos. Lo vamos a llevar sobre nuestras cabezas por pura gratitud…”

Los métodos son peligrosos únicamente si sos inconsciente, si no, pueden usarse bellamente. ¿Creés que un bote puede ser peligroso? Es peligroso si pensás llevarlo en tu cabeza por el resto de tu vida por pura gratitud, si no, no es más que un bote que se usa y se descarta, se usa y se abandona, se usa y no se lo vuelve a mirar nunca más. ¡No hay necesidad, no tiene sentido!

Si dejás el remedio, vas a empezar a asentarte en tu ser automáticamente. La mente se aferra, no te deja nunca descansar en tu ser; te mantiene interesado en lo que no sos: los botes.

Cuando no te aferrás a nada, no hay adonde ir; se abandonaron todos los botes, no podés irte a ninguna parte; todos los caminos quedaron atrás, no podés irte a ningún lugar, los sueños y deseos desaparecieron, ya no podés moverte. La relajación llega por sí sola…

Pensá en la palabra relajación…sé, sedimentáte…ya llegaste a casa…Por un momento es todo fragancia y al rato lo buscás y no podés encontrarlo ¿Dónde se fue? Al principio, van a haber vislumbres, nada más…lenta, lentamente, se van a ir haciendo cada vez más sólidos, van a permanecer cada vez más y más…lenta, lenta, muy lentamente, se van a arraigar para siempre…Antes de eso, no podés darlo por logrado, eso sería un error…

Cuando te sientes a meditar en una sesión de meditación va a pasar esto pero se va a ir, entonces, ¿qué vas a hacer entre sesión y sesión? Entre sesión y sesión, seguí usando el método y dejálo cuando estás en meditación profunda. Al ir haciéndose cada vez más pura la conciencia, llega un momento en que de repente es totalmente pura: dejá el método, abandoná el método; olvidáte del método totalmente, asentáte en vos y sé…Pero al principio esto va a pasar por momentos; a veces pasa acá, mientras me escuchás…por un momento sos transportado, como una brisa, a otro mundo, al mundo de la no-mente…nada más que por un momento, sabés que sabés…pero nada más que por un momento y de nuevo se acumula la oscuridad y vuelve la mente con todos sus sueños, con todos sus deseos y todas sus estupideces…Por un momento se despejó el cielo y viste el sol; ahora vuelven las nubes otra vez, se oscurece todo y desaparece el sol; ahora hasta creer que el sol existe va a ser difícil…pudo haber sido una fantasía. La mente puede decirte que pudo haber sido sólo tu imaginación. Es tan increíble…parece tan imposible que te haya podido pasar a vos…

Con toda esa estupidez en la mente, con todas estas nubes y esta oscuridad, te pasó: por un momento viste el sol. No parece probable; lo debés haber imaginado…quizás te quedaste dormido y lo viste en un sueño…

Entre sesiones, volvé a empezar de nuevo; entrá en el bote, usá el bote otra vez…

 

LA IMAGINACIÓN PUEDE TRABAJAR PARA TI

Primero tenés que entender qué es la imaginación. Hoy en día es muy condenada. Desde el momento en que escuchás la palabra ‘imaginate’, vas a decir que no sirve. Queremos algo real, no imaginario. Pero la imaginación es una realidad; es una capacidad, una potencialidad adentro tuyo. Podés imaginar; ésta capacidad es una realidad; mediante ésta imaginación podés destruirte o crearte a vos mismo, eso depende de vos. La imaginación es muy poderosa; es poder potencial…

¿Qué es la imaginación? es tomar una actitud de manera tan profunda que la misma actitud se vuelve real.

Por ejemplo, debés haber escuchado de una técnica que se usa en el Tíbet; la llaman calor-yoga: la noche es fría, cae la nieve y el lama tibetano está desnudo bajo el cielo abierto. La temperatura es bajo cero, te empezarías a morir, te congelarías…pero el lama practica una técnica particular: se imagina que su cuerpo es fuego ardiente y que está transpirando…-es tanto el calor que está transpirando. Y empieza a transpirar de verdad, aunque esté bajo cero la temperatura y se le tendría que congelar hasta la sangre…¿Qué está pasando? Ésta transpiración es real; el cuerpo está caliente de verdad -pero ésta realidad la creó con la imaginación…

Una vez que te sintonizás con tu imaginación, empieza a funcionar el cuerpo. Vos ya estás haciendo muchas cosas sin saber que es tu imaginación la que está funcionando. Muchas veces creás enfermedades solamente con tu imaginación; te imaginás que ahora tenés esta enfermedad infecciosa; que está por todas partes…te hiciste receptivo. Ahora existen todas las posibilidades de que caigas enfermo -y esa enfermedad es real, pero fué creada con tu imaginación. La imaginación es una fuerza, una energía y la mente se mueve mediante ella; y cuando la mente se mueve mediante ella el cuerpo la sigue.

Esta es la diferencia entre la tradición tántrica y la hipnosis occidental: los partidarios de la hipnosis piensan que mediante la imaginación creás algo, en cambio el Tantra dice que no lo creás, que al imaginarte lo único que hacés es sintonizar con algo que ya estaba ahí. Cualquier otra cosa que crees con la imaginación no puede ser permanente; si no es una realidad, entonces es falso, irreal y estás creando una alucinación…

 

SUGERENCIAS PARA PRINCIPIANTES:

ESPACIO SUFICIENTE

Cuando trates de meditar, descolgá el teléfono, desconectáte de todo. Poné un cartel en la puerta que diga que no te tienen que interrumpir por una hora, que estás meditando. Y cuando entres a la habitación de meditación, sacáte los zapatos porque estás caminando en terreno sagrado.

No te saques solamente los zapatos, sacáte todas tus preocupaciones también. Dejá todo junto a los zapatos concientemente; entrá desocupado.

Uno puede tomarse una hora de las veinticuatro; dejá veintitrés horas para tus pensamientos, deseos, trabajo, ambiciones, proyecciones; quitále una hora a todo eso y al final vas a darte cuenta que esa hora fue la única hora real de tu vida; las restantes veintitrés fueron un desperdicio, nada más…esa es la única hora que se salvó, el resto se fue por el desagüe…

 

EL LUGAR ADECUADO

Encontrá un lugar que propicie la meditación; por ejemplo sentarse abajo de un árbol va a ser bueno. En lugar de ir a sentarse enfrente de un cine o ir a la estación del tren y sentarte en el andén, andá a la naturaleza, a las montañas, a los árboles, a los ríos donde todavía fluye el Tao…vibra, late, fluye por todas partes…

Los árboles están en meditación constantemente; su meditación es inconsciente, silenciosa…no digo que te vuelvas un árbol…¡Tenés que llegar a ser un Buda! Pero Buddha tiene algo en común con el árbol: es tan brillante como el árbol, tan lleno de savia y tan festivo como él… -con una diferencia, por supuesto: él es conciente; el árbol es inconsciente; el árbol está en el Tao, pero inconscientemente…el Buddha está en el Tao, pero conscientemente; hay una gran diferencia; la diferencia entre la tierra y el cielo…

Pero si te sentás al lado de un árbol, rodeado de pájaros hermosos cantando o de un pavo real bailando o simplemente al lado de un río fluyendo y el sonido del agua que corre o de una cascada y su gran música… Encontrá un lugar donde la naturaleza no haya sido perturbada ni contaminada todavía; si no podés encontrar un lugar así, entonces simplemente cerrá la puerta y sentate en tu propio cuarto.

Si podés, tené una sala especial para meditación en tu casa; un rincón pequeño va a ser suficiente, pero que sea especialmente para meditar… ¿Por qué? Porque cada clase de acto crea su propia vibración; si en ese lugar solamente meditás, ese lugar llega a ser meditativo.

Cada día que meditás absorbe tu vibración de la meditación; cuando volvés al otro día, empiezan a caer esas mismas vibraciones sobre vos…te ayudan, hay reciprocidad, te devuelven esa energía, te responden…

Cuando alguien se convierte en meditador, puede meditar frente a un cine o en la estación de tren…Durante quince años estuve continuamente viajando por todo el país; un día tras otro, año tras año; siempre en tren, en avión o en auto…Para mí no había diferencia; una vez que te arraigaste realmente en tu ser no te perturba nada…pero para el principiante esto no es así…

Cuando el árbol se arraigó no importa que vengan los vientos y las lluvias, ni que truenen las nubes; está todo bien, le dan integridad al árbol; pero cuando el árbol es pequeño, tierno, hasta un niño es peligroso e incluso una vaca que pasa lo puede destruir…

 

PONTE CÓMODO

La postura tiene que permitirte olvidarte de tu cuerpo. ¿Qué es estar cómodo? Estás cómodo cuando te olvidás de tu cuerpo; cuando te acordás de tu cuerpo constantemente estás incómodo…

Aunque estés sentado en una silla o en el suelo, no importa; ponete cómodo, porque si no te sentís cómodo con tu cuerpo no podés aspirar a las bendiciones que pertenecen a niveles más profundos…Si falla el primer nivel, se cierran los que le siguen. Si realmente querés estar bien empezá a estar bien desde el principio mismo. La comodidad del cuerpo es una necesidad básica para cualquiera que aspire a conocer el éxtasis interior…

 

EMPIEZA CON CATARSIS

Nunca le digo a la gente que empiece sentándose; empezá por donde te sea más fácil, sino, vas a empezar a sentir muchas cosas innecesariamente…-cosas que ni siquiera existen…

Si empezás tratando de quedarte sentado, vas a sentir una gran inquietud adentro tuyo y cuanto más trates de quedarte quieto, más inquieto vas a sentirte. Lo único que vas a lograr es darte cuenta de la locura de tu mente y nada más; esto va a deprimirte; vas a sentirte frustrado, no vas a sentirte bien…Es más, vas a sentir que estás loco…¡y a veces podés volverte loco en serio!

Si hacés un esfuerzo sincero para quedarte sentado sin hacer nada, podés volverte loco de verdad. La locura no se da más seguido porque la gente no lo intenta con sinceridad, nada más que por eso.

Quedándote sentado, llega un momento en el que te das cuenta de que hay tanta locura adentro tuyo, que si sos sincero y seguís, realmente podés volverte loco. Eso pasó tantas veces…Por eso nunca sugiero nada que pueda crear frustración, depresión, tristeza…nada que te deje tomar demasiada conciencia de tu locura.

Por ahí no estés preparado para tomar conciencia de toda la locura que hay adentro tuyo…Te tienen que dejar conocer ciertas cosas gradualmente; el saber no siempre es bueno; tiene que desplegarse lentamente, a medida que crece tu capacidad de absorberlo.

Yo empiezo por tu locura en vez de decirte que te sientes; yo permito tu locura. Si bailás demencialmente, adentro tuyo pasa lo opuesto. Con una danza loca te empezás a dar cuenta que hay un punto silencioso adentro tuyo. En cambio, sentado en silencio empezás a ver tu locura. Lo opuesto siempre es el foco de conciencia. Al bailar descontroladamente, caóticamente, con llanto, con respiración caótica, dejo que se exprese tu locura; después, empezás a tomar conciencia de un punto sutil, de un punto profundo adentro tuyo que es silencioso y quieto, que contrasta con la locura de la periferia…¡vas a sentirte muy alegre! En tu centro hay un silencio interno, pero si empezás sentándote, el punto interior es el de la locura; en el exterior estás silencioso, pero por dentro estás loco…

Si empezás con algo activo -algo positivo, con vida, con movimiento- ,va a ser mejor. Entonces vas a empezar a sentir una cierta quietud interior que crece; cuanto más crezca, más posible va a ser que tomes una posición sentado o acostado -las meditaciones más silenciosas van a ser posibles, pero en ese momento las cosas van a ser diferentes, muy diferentes…

Una meditación que empieza con movimiento y acción, va a ayudarte también en otras formas; se vuelve una catarsis. Si solamente te sentás, te sentís frustrado; tu mente se quiere mover y vos estás sentado; se agita cada músculo, cada nervio. Estás tratando de forzar algo en vos que no es natural, así te dividís entre el que hace fuerza y el que es forzado; y la parte que está siendo forzada, reprimida, es realmente la más auténtica; es una parte de la mente mayor que la parte que está reprimiendo, y la parte mayor tiene que ganar.

Lo que reprimís, en realidad se tiene que expulsar; se convirtió en un cúmulo adentro tuyo porque lo estuviste reprimiendo constantemente. Toda la crianza, la educación, la civilización, son represivas.

Estuviste reprimiendo muchas cosas que hubieras podido desechar fácilmente con una educación diferente, con una educación más conciente, con padres más conscientes. (…)

 

Osho

Extracto del libro Meditación, la primera y última libertad