Âsana es el primer elemento del método trinitario del Yoga. El sutra 46 de los yoga sutras de Patanjali (cap. II) nos dice:
sthirasukhamâsanam
El hecho de sentarse o estar sentado debe ser estable y cómodo largo tiempo.
âs-: estar sentado, sentarse, existir, habitar. Está claro que para permanecer largo tiempo en una postura se necesita que ésta sea estable y cómoda.
Sthira: firme, sólido, permanente, continuo, en alerta. Sin cambios. Así una de las ideas claves de sthira es vigilancia y la de continuidad. Está más cercano a a la idea de purusha (espíritu). El observador eterno e inmutable.
Sukha: Agradable, cómodo, espacioso, abandono, sin esfuerzo. Reposo, relajación. Más cercano a prakriti (naturaleza). Es lo observado, eterno, pero cambiante.
Prayatna: significa el esfuerzo adaptado. Tono justo. Por eso si hay demasiado sthira nos encontraremos con sobreesfuerzo, competencia, crispación o tensión. Si, por el contrario, hay demasiado sukha habrá pasividad, adormecimiento. Sin posibilidad de avance, de progresión.
En un extremo sthira sería repetir un movimiento hasta el límite de resistencia, escoger posturas difíciles, ir hacia una mayor complejidad de la postura, llegar directamente a la postura sin previa preparación, tender hacia las posturas de pie.
En otro extremo sukha sería adaptar cada una de las posturas. Prepararla y compensarla adecuadamente. No llegar a la fatiga. Escoger posturas fáciles y agradables. Tender hacia las posturas tendidas.
Imagen mítica
En el Sanatâna dharma (hinduismo), la ley universal eterna para los hindúes hay una imagen mítica del dios Vishnu que descansa sobre su primer discípulo, la serpiente Ananta (infinito, de innumerables cabezas), cuyos anillos corporales ofrecen descanso al dios mientras su cabeza erguida mantiene el techo del universo, simbolizando la firmeza, la estabilidad y la continuidad.
Desde la perspectiva de los gunas, cualidades básicas del universo, podemos decir que un exceso de rajas (innumerables cabezas de la serpiente) o un exceso de tamas (los anillos inertes del cuerpo) deberían equilibrarse en sattva, la armonía.
La leyenda nos lo dice que la serpiente Ananta era prima del pájaro Garuda. Éste había matado muchas serpientes por lo que las serpientes pidieron protección al Señor Visnhu. El Señor dijo que las protegería pero a cambio de que con sus anillos le hicieran un colchón para descansar. Claro, la serpiente tenía que estar muy relajada para que el Señor se encontrará muy cómodo. Pero éste les pidió además que sostuviera la estructura del universo con sus múltiples cabezas para que su descanso fuera absoluto.
La serpiente estaba en un brete, si se relajaba demasiado, el techo del universo se caería, pero si los músculos se ponían demasiado tensos, el Señor se despertaría de su descanso. Además como Garuda, el pájaro lleva a Visnhu a todas partes sobre su lomo, estaba delante de la serpiente. A pesar de que el pájaro era peligroso debía mantener un equilibrio entre estar vigilante y estar relajada.
Cuando despertó Vishnu le dijo a la serpiente que era un buen maestro. «No te has asustado, eres un buen ejemplo. Has sufrido, pero has tenido una actitud diferente. Puedes ser un acarya”. Un acarya, un maestro, es aquél que dice «sé lo que es el sufrimiento, y sé cuál es el camino para salir de él» . Entonces lo puede compartir.
Interpretaciones del concepto âsana
En los sutras 47 y 48 de los Yoga-sutra se dice: “la postura se domina mediante el esfuerzo inteligente con vistas a la reducción de los obstáculos y la realización del infinito». «Entonces cesa todo ataque de los opuestos”. De alguna manera tenemos que pasar de la noche al día, del descanso al trabajo, de una posición a otra, del calor al frío, etc, y mediante âsana se consigue adaptabilidad a los cambios. Âsana vendría a ser una vigilancia extrema del espíritu en una relajación corporal total.
En otro tratado, en el Hatha Yoga Pradipika, de Svâtmârâma, tratado tántrico de hatha yoga encontramos: “mediante la práctica de âsana se alcanza la estabilidad, la ausencia de trastornos y la ligereza de los miembros”.
A un nivel básico también podemos interpretar âsana como un ir haciéndonos conscientes del cuerpo para aflojar los automatismos y los aspectos mecánicos e involuntarios a nivel físico.
Por Julián Peragón