Tarot: La tirada de cartas

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·La tirada es un tiempo especial.Durante dos horas uno ingresa en otro tiempo. La misma atmósfera lo sugiere, estamos en otra dimensión. Incluso la cadencia de las cosas, la taza de té o café, la voz pausada, la penumbra nos alejan de lo cotidiano. Y es que para comprender lo cotidiano hay que salir de lo cotidiano. De la misma manera que cuando miramos las estrellas salimos de nuestro reducto de vida y comprendemos mejor la totalidad de la vida.

· Si los diferentes arcanos simbolizan los diferentes aspectos o situaciones de la vida, también mi vida y mi caos se pueden asimilar a esos arcanos. Todo lo que la vida desune, aliena, fragmenta hay que volverlo a unir. La tirada es esa posibilidad de dar sentido a aquello que sucede en nuestra vida y que parece contingente. Hay que volver lo vivido significativo. Carezca o no la vida de sentido, nosotros necesitamos (de momento) una idea reguladora, un mundo humano, vivible, digno. Y esta recuperación se puede hacer a través del Tarot.

· Cuando soy capaz de volcar mi problemática en la tirada. Esa problemática que nos parece inamovible, fija, bloqueada, sin solución, el Tarot nos da una perspectiva dinámica de esa problemática porque cada arcano está vinculado con su anterior y con su posterior, se vincula con las tríadas anteriores y superiores, y en general cada arcano está conectado con todos los demás, como queriéndonos decir que toda problemática está también conectada con toda nuestra vida, y con todos sus aspectos. De la misma manera que un arcano te lleva a otro, una problema viene de un pasado pero tiene una salida, tiene un proceso interno que hay que respetar y comprender.

· Por un lado el Tarot funciona como una estrategia de búsqueda, de esas soluciones que queremos encontrar. Podemos poner el caso de aquellos indios norteamericanos que cuando iban de caza tiznaban en el fuego una paletilla de ciervo como mapa del territorio de caza. Esas manchas indicaban a través del espíritu benefactor dónde encontrar cacería. Pero podemos ver también en este ritual un mecanismo para introducir componentes de azar en nuestra dinámica de inercia. Sino iríamos a cazar a los lugares conocidos o frecuentados agotándose la caza. De la misma manera cuando perdemos algo no lo encontramos porque lo buscamos con la misma lógica que nos ha hecho perderlo. Hemos de encontrar una forma azarosa para romper los automatismos. Cuando salen ésta o aquélla carta es una invitación a buscar soluciones en lógicas no conocidas y salir del bloqueo.

· El Tarot funciona porque las imágenes son suficientemente plásticas para permitir un grado elevado de proyección de nuestros contenidos inconscientes donde residen esos conflictos. El Tarot es como una red que pesca esos contenidos y los hace salir a flote. Ver eso que permanecía oculto es revelador, y al darnos cuenta cambia la calidad de nuestra conciencia.

· Pero el Tarot no es solamente un antiguo test de Rocher. Hay un mensaje cifrado en lenguaje simbólico que el consultante va a percibir. Cuando nuestro caos se inserta en un todo integrado, en un camino sabio que da impregnado de esa cualidad superior. Es un instrumento de conocimiento.

· Hemos de decir que en el Tarot están plasmados en gran medida nuestros arquetipos y nuestros mitos, esas batallas por las que cada individuo tiene que pasar. Por eso siempre es nuevo, porque el amor, la soledad, la renuncia, forman parte de la vida de todos.

· Por eso, aparte de la tirada, el Tarot es un buen soporte meditativo porque es como una semilla que germina en suelo fértil y que mueve mecanismos muy ocultos.

· Está claro que cuando uno se tira las cartas hay una parte de nuestra personalidad que quiere oír cosas que lo ensalcen, cosas profundas y bonitas. Pero hay otra parte, más escondida, que desea encontrarse con la verdad, que desea comprender, darse cuenta. Es aquí a donde debemos dirigirnos. ¿Qué significa todo eso que nos pasa?.

· La verdad que te da el tarot no es una verdad fija, es más bien la posibilidad de descubrir cuál es nuestra verdad, y ésta es una conquista, no nos la puede dar nadie. Por eso en la tirada el consultante no puede permanecer pasivo tiene que reconocer los símbolos y volverlos suyos.

· Por eso el Tarot, cada arcano, es como una piedra que produce unas ondas en la superficie del lago de nuestro inconsciente. Lo importante no es la piedra sólida sino la cadena de significados alternativos con los que conectamos. Lo importante es lo que nos resuena, con lo que asociamos, lo que se clarifica, lo que se pone en cuestión.

· La invitación que hace el tarot es la de escuchar, de escucharse, de reconocer esa voz interior, esa consciencia.

· Aunque hablemos del futuro y del pasado, el Tarot es como un espejo y sólo puede reflejar el momento presente. Está claro que el pasado que está por resolver está todavía presente y el futuro es una incertidumbre que se siente también en el presente. El pasado es una tendencia, el futuro una aspiración. Por eso toda pregunta sobre el pasado o el futuro tiene que ser reorientada hacia lo que está ocurriendo ahora. ¿Por qué ahora es importante esa pregunta, por qué hay incertidumbre, inseguridad, confusión ahora?.

· No se trata de adivinar sino de abrir nuevas posibilidades de vida. Quien se conoce mejor es uno mismo, mucho más que el tirador. El que tira las cartas tiene la ventaja de estar separado, de ver las cosas desde otra óptica. Puede mediar, puede hacer ver qué puede significar eso que uno sabe que hay.

· Cierto que hay videntes que se cuelan en esos huecos que deja el tiempo y sacan premoniciones. Pero también es cierto que lo que queremos despertar en el otro es su libertad, su ser impredecible y esto choca con un destino predeterminado. El sabio no condiciona el futuro porque éste es el símbolo de lo que queremos llegar a ser. Más vale remitirse a lo nuevo que esta despuntando en este momento que a lo establecido en un futuro. Otra cosa será decir mira ahí si ese futuro corresponde a lo que quiere tu ser.

· Al final el consultante se lleva a casa lo que ha podido recoger, lo que ha entendido, lo que ha encajado por mucho que nosotros le hayamos dicho. Su propia psicología le protege, para bien y para mal.

· Cuando las cartas están boca arriba el pensamiento mágico nos ayuda a realizar este juego serio. No es que haya una causa y efecto entre mi estado y la carta escogida, hay, en terminología junguiana, una sincronicidad. Dos acontecimientos se vinculan y comparten un mismo significado, o no. Son los múltiples espejos que tiene la vida. Quien sabe si es uno de los lenguajes que tiene el espíritu para recordarnos lo esencial.

Julián Peragón

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