Fragmento_24. El ojo del espíritu

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Una visión integral para un mundo que está enloqueciendo poco a poco.

Así pues, cuando usted descansa en la conciencia simple, clara y omnipresente, usted reaparece con las cualidades y virtudes de sus posibilidades más elevadas, como la compasión, la sabiduría discriminativa, el discernimiento, la intuición cognitiva, la presencia curativa, el recuerdo airado, las habilidades artísticas, las destrezas atléticas, las virtudes pedagógicas o algo (por qué no) tan sencillo como ser el mejor jardinero del barrio. Y sea cual fuere la forma de su propia resurrección, no lo hará motivado por la gran búsqueda, sino impulsado por el gran deber, por su Dharma ilimitado, por la manifestación de sus potencialidades más elevadas, y entonces el mundo comenzará a cambiar gracias a usted. Y usted nunca se desalentará, nunca temerá fracasar en su gran misión y nunca se alejará de ella, porque la conciencia simple y omnipresente se halla con usted, ahora y siempre, hasta el fin de todos los mundos, porque ahora, siempre e interminablemente siempre, lo único que existe es el Espíritu, la concienca intrínseca, la concienca simple de esto y nada más.

 

Ken Wilber

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